El protocolo incluye el control de temperatura de los alumnos, el uso de tapabocas a partir de los 6 años, grupos "burbuja", y la ventilación constante de las aulas
El gobierno español presentó este jueves el plan acordado con las distintas regiones para la reapertura de los colegios con motivo del comienzo de un nuevo ciclo lectivo, que incluye medidas como el control de temperatura de los alumnos, el uso de tapabocas a partir de los 6 años, grupos «burbuja», y la ventilación constante de las aulas.
«Los centros educativos se mantendrán abiertos todo el curso escolar, siempre y cuando la situación epidemiológica lo permita», aseguró la ministra de Educación, Isabel Celaá, en conferencia de prensa desde el Palacio de La Moncloa de Madrid, después de varios días en los que se puso en duda el reinicio de las clases debido al empeoramiento de los rebrotes de coronavirus.
El protocolo oficial, que contempla desarrollar el curso de forma presencial, fue presentado apenas unos días antes de que miles de niños y jóvenes vuelvan a las aulas, algo que en algunos puntos del país se producirá la próxima semana, si bien la mayoría lo hará a mediados de septiembre.
”Buscamos la presencialidad de todos los alumnos y una vuelta a la escuela segura y sostenible para toda la comunidad educativa”, subrayó Celaá, quien tras enumerar las medidas acordadas recordó a los padres temerosos de mandar a sus hijos al colegio que «ir a clase es una obligación», y «el beneficio es muy superior al riesgo».
A su lado, el ministro de Salud español, Salvador Illa, remarcó que el cierre de las aulas será una decisión de las comunidades autónomas de «último recurso», y que se estudiarán los rebrotes que se produzcan en los colegios caso por caso.
«Cuando haya un caso confirmado el grupo de convivencia (del aula) tiene que guardar cuarentena», pero no se cierra todo el colegio, dijo Illa. También se realizarán test PCR a los contactos del positivo. «El caso más extremo es cerrar cuando hay una transmisión descontrolada», explicó el ministro.
Las autoridades españolas pretenden evitar esta situación con una treintena de directrices que cada región adoptará a su protocolo, entre las que se destacan el garantizar la distancia interpersonales de metro y medio -menos en la educación infantil-, el uso de tapabocas a partir de los 6 años, y el establecimiento de «grupos burbuja» con un número reducido de alumnos – sin fijar un ratio- que no tendrán contacto con otros grupos.
También se exige la ventilación constante de las aulas, siempre durante recreos y al inicio y salida de los alumnos.
Asimismo, las autoridades sanitarias recomiendan que los alumnos y profesores se laven las manos en el centro escolar con agua y jabón o gel hidroalcohólico, como mínimo, cinco veces al día.
Por otro lado, los comedores deben garantizar la distancia y se establecerán espacios fijos para cada grupo o alumno, igual que en los transportes escolares, donde también se deberá utilizar el tapaboca.
La higiene se intensificará en baños, espacios y superficies de mayor uso, mientras se recomienda habilitar la mayor cantidad de espacios al aire libre.
Por otro lado, los centros educativos deben tomar la temperatura a los alumnos o pueden trasladar esa responsabilidad a las familias, teniendo en cuenta la gravedad que supone que sus hijos acuda a la escuela con síntomas. No se prevé ninguna sanción aunque sí algún tipo de declaración de responsabilidad de los padres.
«No concibo que nadie lleve a sus hijos al colegio sabiendo que no está en condiciones físicas. Es poner en riesgo su salud y la de muchas personas. Vamos a ver si somos serios», dijo Illa al ser consultado sobre cómo se llevará un control.
Otra medida es que todos los centros educativos designarán a una persona responsable para los aspectos relacionados con la Covid-19, que será el interlocutor con los servicios sanitarios.
El Ejecutivo de coalición de España encabezado por el socialista Pedro Sánchez tiene en cuenta que el cierre de los colegios conlleva un impacto muy grande a nivel social y económico, de ahí que la reapertura es una prioridad pese al avance de la segunda ola de coronavirus, que se expande por las regiones del país con distinta intensidad.
Con más de 1.000 rebrotes activos desde el final del estado de alarma a finales de junio, España superó ya los 419.000 contagios y 28.917 muertos por coronavirus.
«La experiencia en otros países que ya han abierto durante meses sus centros educativos nos enseña que se van a producir casos y algunos brotes, como en el resto de ámbitos de la comunidad, pero que una gestión adecuada de los mismos minimiza su impacto», zanjó la ministra de Educación, quien recibió críticas dentro de su propio gobierno por su falta de liderazgo a la hora de acordar un protocolo común para toda España.