"La situación se sostiene a pesar de los anuncios oficiales", aseguró Jorge Bártoli, de "El Paraná no se toca" a CLG Radio
Las provincias de Santa Fe y Entre Ríos firmaron un acuerdo y la Justicia prohibió la quema de pastizales, pero el fuego sigue. Pasan los días y la imagen no cambia. Columnas de humo se pueden ver desde la orilla rosarina del río Paraná en el territorio entrerriano. Y aunque en la teoría las medidas ya se tomaron, en la práctica no hacen efecto.
«La realidad es que la situación de los incendios se sostienen pese a los anuncios oficiales y la tormenta judicial», aseguró este lunes Jorge Bártoli, miembro de «El Paraná no se toca» a CLG Radio. Es que el fin de semana, los focos ígneos pudieron verse desde Villa Constitución hasta la ciudad de Santa Fe.
El pasado 12 de junio, Santa Fe, Entre Ríos y Nación firmaron un acuerdo que dispuso la suspensión de por 180 días de las autorizaciones para realizar quemas. Al día de la fecha, pasó sólo un tercio del tiempo estipulado y el acuerdo se ha violado en reiteradas ocasiones.
«Hay un juez federal de Paraná que hizo lugar a un recurso de amparo y dio órdenes para que Prefectura y Gendarmería tomaran acción, también involucró a las provincias. Pero la realidad es que el problema se sostiene», indicó Bártoli. Es que, a principios de este mes, el juez federal de Daniel Alonso determinó mediante una medida cautelar la prohibición de la quema de pastizales.
A su vez, en esa resolución el magistrado indicó la prohibición de «la construcción de diques y terraplenes de cualquier naturaleza o realización de actividades que pongan en riesgo el ecosistema identificado en la demanda».
Según explicó el integrante de «El Paraná no se toca», las condiciones naturales que generan las quemas «siguen estando vigentes y van a seguir estando vigentes por mucho más tiempo». «Entre la falta de lluvia y el río bajo, más la gran cantidad de masa seca en la isla, se forma un combo peligrosísimo», resaltó.
«Nosotros lo que reclamamos en este momento es que se empiece a producir información y que las investigaciones judiciales tengan efecto concreto», detalló. Y añadió: «Creemos que sería razonable que se tome declaración a todos los actores involucrados de las distintas actividades de la isla. Hay mucha gente dando vueltas, cazadores furtivos, pescadores e inclusive nosotros, ambientalistas, que tienen cosas para decir».
En junio la situación fue crítica. Casi 800 focos ígneos se detectaron en la semana más grave de la situación y se necesitó del trabajo de unos 70 brigadistas para contener un fuego que sólo parecía extenderse y consumir todo a su paso. La extinción se vivió como una victoria. Y a raíz de todo ese esfuerzo y de días de mucha tensión, se firmó el acuerdo y se emitieron órdenes judiciales. Pero la tregua duró poco. El fuego volvió a encenderse, el humo volvió a sentirse y, en la práctica, todo sigue igual.