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Por Carlos Duclos

Pérez Reverte y el artículo no apto para tontos


  • Por Carlos Duclos

Su ilustrísima, el genial escritor y periodista español Arturo Pérez Reverte, comienza su última columna de ayer domingo, referida a los héroes de la Guerra Civil Española que participaron en la batalla del Cerro Nuestra Señora de la Cabeza, diciendo: “Una advertencia previa a los sectarios y los tontos: eviten este artículo. Hoy hablo de los héroes y eso tiene mala acogida entre cierta gente. Sin embargo, para los ecuánimes, capaces de reconocer las virtudes de sus adversarios, los héroes no tienen etiqueta”.
Para colocar al lector en el escenario correcto, digamos que durante la Guerra Civil Española un grupo de opositores a los republicanos, compuesto por 200 guardias y unos 1.000 civiles (hombres mujeres y niños), al mando del capitán Santiago Cortés, fieles al honor y los principios que aún campeaban en ese mundo, resistieron durante 9 meses, con un valor extraordinario, el asedio de las tropas republicanas. Cuando sucedió lo que era inevitable, es decir la caída del bastión, los jefes republicanos preservaron la vida de todos los que aún quedaban en pie (acto infrecuente en aquella guerra descarnada) y especialmente la de Cortés, quien murió a los pocos días por una herida que había recibido durante la batalla. El comandante republicano, Martínez Cartón, dirigiéndose a los guardias sublevados incluso les rindió un homenaje diciendo: “con 200 como vosotros llegaba yo a Burgos”. Esto, porque Burgos significaba un obstáculo inmenso para las fuerzas republicanas españolas. Allí Franco se hizo designar “generalísimo”.

 

El escrito de Pérez Reverte, recuerda no solo la heroicidad de los sublevados en el cerro de Nuestra Señora de la Cabeza, sino que su espíritu bucea en la profunda ecuanimidad que debe tener el ser humano al destapar el foso del pasado. Ecuanimidad y equilibrio de espíritu que le permitirá construir un futuro venturoso. Por eso el escritor inicia su columna diciendo, palabras más o menos: tontos y sectarios, absténganse.
El problema de la sociedad de nuestros días, en el mundo y cuanto más en Argentina, no son tanto las políticas y los políticos (que al fin de cuentas pertenecen a una corporación con pactos secretos y en donde no hay cornadas), sino la estupidez y el sectarismo social, el odio irreverente y absurdo que divide a la sociedad y la pone de rodillas ante un sistema que según el baile se pone un disfraz u otro.

Aquellas personas, sean de la dirigencia política o del común orden social, que ven la realidad y procuran desenmascarar a estos pérfidos actores, o aquellos que bregan por establecer una línea de pensamiento que esté estrechamente vinculada a la ecuanimidad, son aplastados de una u otra forma. Antes a los héroes se los eliminaba por medio de la pólvora, pero como el bandidaje ha evolucionado intelectualmente y advierte que también se puede destruir simulando la paz, logra sus propósitos hoy por medio de la palabra, de la in-justicia, o de estrategias mugrientas.
Lo que dice Pérez Reverte es cierto: los héroes tienen mala acogida hoy. Y los héroes son aquellos que se atreven a decir que el odio no es un buen compañero, que es el verdugo del sistema y que con él los únicos que prosperan son la calaña mentirosa que carece de escrúpulos a la hora de satisfacer sus necesidades personales o sectoriales.

 

La única posibilidad de lograr un mundo mejor, es yendo más allá del juego que propone el sistema. Para ello no se puede ser sectario, ni tonto, para ello es necesario el equilibrio, la ecuanimidad, la sensatez, pues de otro modo se extingue la estructura social. Incluso a menudo es necesario apostar por las minorías, allí donde aún perdura el compromiso y el valor.