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Informe CLG

Peluquerías caninas: otras víctimas de los recortes


Por Emilia Ottogalli

Entre tanta inflación y crisis económica, la mayoría de la gente ha ido acortando gastos en cosas que quizás no creen tan necesarias o consideran accesorias. Las peluquerías caninas, muchas veces, entran en este espectro y han visto afectada su demanda. Con La Gente charló con Carla, peluquera desde hace 12 años, para que cuente los beneficios y necesidades de la higiene de las mascotas.

A veces se piensa que llevar un perro a la peluquería es sinónimo de corte, o peor aún, de rapado. Carla asegura que esa no es la finalidad. Desde el primer momento explicó: “No soy partidaria de pelar los animales, porque yo sé que es perjudicial para su salud también, lo exponés a un montón de factores que si es un perro de manto largo no debe sufrirlos”.

“Un perro de pelo largo si nació con pelo largo es por algo, por ahí a la gente yo se lo explico. Tienen caniches o malteses y quieren raparlos. Yo no rapo, lo mínimo que paso es una altura número 5, si el perro está muy anudado hago una recuperación de manto”, manifestó. Entonces, añadió: “Yo trato de bajar y acomodar, hacer un emprolijamiento. No corto, si el perro lo requiero lo hago, pero más que nada lo que hago es higiénico y baño”. Así, la especialista dejó en claro que puede haber alternativas y que desde su experiencia raparlos nunca es la mejor opción.

Por otra parte, en las peluquerías se hacen cargo de los baños de las mascotas. Pero no hablando simplemente de lo higiénico, en ocasiones estos son parte de un tratamiento médico, se trata de los baños medicados. En estos casos, el dueño tiene que ser consciente de la necesidad que implica seguir con los mismos. Esta práctica varía según la patología y se debe revisar la frecuencia y los ciclos de acuerdo al paciente. “Yo mientras que sea bajo prescripción veterinaria hago baños medicados. Pero dependiendo del caso, porque tengo que ver que no sea nada contagioso por el hecho de que yo entro clientes sanos y no quiero poner en riesgo la salud de mis otros clientes. Por eso lo tengo que evaluar”.

“Los abonos bajaron un poco, en vez de ser semanales son quincenales, los que eran quincenales pasaron a una vez al mes. Van bajando la cantidad de veces que vienen pero no dejan de venir”, dijo en cuanto a la demanda. En su caso, busca ofrecer algunas promos o un extra por su trabajo para fomentar el consumo: «Por ahí le agrego algún regalito o alguna cosita como para que sea atractivo. Para que sea más llamativo, el trabajo en sí siempre es el mismo. No bajar la calidad de los productos tampoco, por ahí agrego un huesito, una correíta».

Finalmente, Carla destacó: “Bajó bastante la demanda”. Y es que las peluquerías caninas no quedan fuera de la ecuación en los recortes de la gente. “Los clientes que son fijos y que valoran tu trabajo lo pagan igual, por ahí se quejan un poquito porque no es lo mismo el trabajo que hace un chico inicial a la que uno que ya hace con muchos años de experiencia, aprendiendo de cosas que también se equivocó. Uno va creciendo. Hay gente que valora eso y lo paga, hay otra gente que busca precio”, señaló.