Ciudad

Pelea entre el socialismo y el PRO por la falta de subsidios al transporte


La secretaria de Transporte municipal, Mónica Alvarado, confirmó ayer que no hay fecha para que arranque el nuevo sistema de colectivos urbanos de Rosario. Denunció que sin el apoyo de la Nación no podrá iniciarse. «La que le da la espalda a Rosario es la provincia», fue, en tanto, la dura respuesta del macrista presidente del Concejo Municipal, Alejandro Rosselló, ante los reclamos de la gestión local.

Si bien a lo largo del último año y medio hubo chispazos en torno a la financiación del transporte de la ciudad y subió de tono cuando se discutió un adicional de la tasa general de inmuebles (TGI) durante el debate del presupuesto 2018 en diciembre pasado, la idea de implementar un esquema más moderno de colectivos finalmente chocó con la realidad del congelamiento de los subsidios y bolsillos más ajustados. Pero ayer finalmente tomó otra escala y directamente el pase de facturas por los subsidios al transporte abrió la grieta a una relación que hasta ahora había cuidado las formas, más allá de la falta de acuerdos entre el socialismo y el PRO.

Después de meses de silencio y de una primera postergación en la implementación del sistema en enero pasado, Alvarado apareció el fin de semana para denunciar que «la Nación le da la espalda a Rosario» y para asegurar: «No lanzamos el nuevo sistema por la incertidumbre» en torno a los giros de fondos por parte de Nación. Así, en diálogo con La Ocho, enumeró los aportes que el gobierno federal está adeudando.

Frente a la escalada contra el gobierno nacional, Rosselló apuntó a la baja participación del Estado santafesino en el sostenimiento del esquema local de colectivos y retrucó que «sin el aporte del gobierno nacional no se sostendría el sistema público de pasajeros en la ciudad». Lo hizo también con los números en la mano sobre el aporte que realiza cada nivel de Estado al sistema de transporte. Y recordó que fue el Concejo —con su anterior composición— el que aprobó «el nuevo pliego del transporte urbano de pasajeros que ellos mismos (el municipio) armaron», por lo que «evidentemente la falta de ejecución del nuevo sistema responde a un error de previsión de los recursos para financiarlo», cuestionó.

Dudas

Alvarado señaló que la demora en el lanzamiento del nuevo sistema de transporte se debe a «retrasos» y «dudas» en las negociaciones con la cartera nacional. Días antes, la intendenta Mónica Fein volvió a solicitar la semana pasada un encuentro con el ministro de Transporte nacional, Guillermo Dietrich.

La funcionaria recordó que hace más de un año y medio trabajan por la homologación de la tarjeta Sube con la Movi. «Aquellos sectores más necesitados como quienes tienen asignaciones por hijo, planes de Ansés, empleadas domésticas, jubilados y ex combatientes de Malvinas, podrían abonar un 45 por ciento del valor de la tarifa», recordó.

Mientras ambos gobiernos se pelean, cada vez más gente de la región debe comprar y convivir con ambas tarjetas, ya que actualmente la Sube se utiliza en el transporte interurbano —incluso en unidades de Rosario Bus de Agustín Bermúdez— y será el único medio de pago a partir del 1º de febrero. La pelea entre la Movi y la Sube se remonta a casi el mismo instante de la implementación de esta última por parte del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Rosselló indicó también: «Más allá de las denuncias y ataques permanentes del Ejecutivo local estamos realizando gestiones para que nos reciban junto con la intendenta». Según distintas fuentes relevadas, el encuentro finalmente podría concretarse el martes próximo.

Hasta tal punto está trabada la situación para la implementación del nuevo sistema que la empresa mendocina El Cacique, que ganó hace casi medio año uno de los dos grupos privados que deben brindar el servicio, aún no firmó el contrato ya que el municipio no le puede garantizar el pago del esquema propuesto si no llegan más subsidios o se aumenta el boleto. La otra ganadora del concurso, Rosario Bus, funciona también en el actual esquema (ver aparte).

Por su parte, las empresas estatales avanzan para llegar al futuro sistema de la mano de la toma de endeudamiento para la inversión en nuevas unidades.

Lo que resta también por verse, y no es un tema menor, es el trasvasamiento de personal de las empresas actuales al futuro concesionario, ya que en el nuevo esquema hay una reducción de la participación tanto de Rosario Bus como de las empresas públicas (La Mixta y Semtur que se transformarán en Movi), que aún trabajan en su fusión.

Se barajó en las últimas semanas la posibilidad de una implementación por etapas, tal vez reduciendo las exigencias a los privados, lo que cambiaría las condiciones establecidas en la licitación. Y sería una opción que no se vuelva un caos su puesta en marcha cuando todas las actividades sociales y económicas estén a pleno. Una muestra más sobre que no hay fecha de inicio del nuevo sistema es que no existe aún impreso ningún folleto explicativo con los cambios para los usuarios.

Fuente: La Capital