Por Lic. Patricia Martínez (*)
Mucho se habló de la búsqueda del embarazo, de los duelos, de las pérdidas y de los logros, desde la perspectiva de la mujer. Es histórico que la búsqueda de un embarazo, empezara y terminara en su cuerpo. La mirada y el vivenciar del hombre respecto de la búsqueda de un hijo fue forcluído del discurso médico y social. Hoy presenciamos profundos cambios, la constitución de las familias ha variado y el hombre se ha ubicado en un lugar diferente. Los hombres están presentes en la búsqueda, en los tratamientos, en la llegada y la crianza de un hijo.
¿Cómo viven ellos la búsqueda de ese hijo ansiado cuando no llega?.
La búsqueda infructuosa de un hijo es un tránsito difícil en la vida de la pareja y de cada miembro en particular. En muchos casos, el hombre atraviesa este momento con culpa y con sensación de fracaso o de frustración. En ocasiones, la infertilidad es fantaseada y confundida con impotencia sexual. Es claro que nada tiene que ver con eso, sólo que a veces las sensaciones de angustia y abatimiento llevan al paciente a vivir una cosa como si fuera la otra.
La presencia de disfunciones sexuales en el contexto de los tratamientos de reproducción asistida son bastantes comunes, y se relacionan con la angustia y depresión concomitantes. No son síntomas del cuadro de infertilidad, sino producto del desajuste emocional que produce.
El hombre tiende a vivir en soledad las sensaciones y afectos negativos devenidos de la búsqueda y de los tratamientos de infertilidad. La creencia histórica de que no lloran y son fuertes al estilo «Superman» son premisas que conducen a un único destino: los cuadros depresivos. Sobre-adaptarse al dolor y a la angustia que la infertilidad produce, tanto en el hombre como en la mujer, es en extremo exigente y no contribuye al manejo del tratamiento.
En resumidas cuentas, el hombre vive la búsqueda del hijo con ansiedad, angustia, y/o estrés y, tras de llovido mojado, estos cuadros angustioso-ansiosos terminan provocando, muchas veces, disfunciones sexuales.
La consulta psicológica ayuda a generar un espacio propio para la descarga de afectos y sensaciones negativas y de elaboración de estrategias y perspectivas para la acción.
¿De qué se trata esto de ser padre?.
El rol paterno en la familia moderna es mucho más rico y creativo que antaño. La transmisión simbólica es la de valores, ideales, costumbres, discursos, y, por supuesto, el apellido que es esa marca que nos acompaña toda la vida y que nos identifica como «habiendo sido deseados por…»
Para algunos hombres tener un hijo implica vencer fantasmas y temores, arrastrados por muchos años, relacionados con la pérdida de la libertad, la juventud, la independencia y, también, de su propio lugar de hijo. El bebé que nace es el nuevo en la serie, el que lo va a reemplazar, el que perpetuará su apellido cuando él no esté. Por lo tanto, la experiencia de tener un hijo y dar vida también puede traer aparejadas fantasías de muerte y desaparición.
La paternidad en el hombre adulto y maduro es vivida como una experiencia vivificante, rejuvenecedora e incluso vigorizante. Es una experiencia creativa y creadora, de crecimiento y evolución, de cambio y proyección. El hombre para ser padre desde esta perspectiva, debe poner mucho más que unas pocas células germinales, debe poner su madurez, seguridad en sí mismo, su flexibilidad y su fortaleza, para ayudar a crecer y desarrollarse a otro que lo sucederá en la rueda de la vida.
¿La paternidad en solitario es el desafío de nuestro tiempo?.
Sin lugar a dudas los nuevos modelos con familias homo y monoparentales, son el desafío de este nuevo milenio. Ser padre en el contexto de una pareja igualitaria o en soledad es una aventura que muchos están dispuestos a afrontar. Varios hombres solos no le tienen miedo a los pañales, a las noches en vela y, sobre todo, no le temen a ser juzgados por animarse a buscar un hijo sin pareja o con una pareja igualitaria.
La familia actual no es sagrada ni consagrada a ideales, es dinámica, real y creativa, donde los roles son plásticos y no tienen que ver con el género si no con el lugar en el que nos ubicamos de acuerdo a nuestras identificaciones.
La paternidad plantea desafíos complejos. El hombre se enfrenta a una experiencia que, en la actualidad, implica revertir viejos y gastados conceptos para hallar las nuevas herramientas que permitan hacer de la paternidad algo posible. La cuestión está en entender que debemos educar y formar a un hijo para un mundo distinto, con exigencias y modalidades nuevas. Estos pueden ser obstáculos complejos de superar, pero que se atraviesan si entendemos que ser padres es una experiencia de aprendizaje, gratificación y oportunidades.
(*) Psicóloga de Halitus Instituto Médico.