Los partidos políticos de Líbano alcanzaron este jueves un acuerdo para formar un nuevo gobierno de unidad nacional, nueve meses después de celebrarse las elecciones parlamentarias y de arduas negociaciones.
El anuncio fue realizado tras un encuentro entre el presidente libanés, Michel Aoun, y el primer ministro designado, Saad Hariri, que tiene ahora el enorme reto de pilotar las reformas necesarias para enderezar las finanzas del Líbano y desbloquear las ayudas internacionales concedidas.
Desde que el 6 de mayo pasado se celebraran los comicios legislativos, poner de acuerdo a líderes con rivalidades que se remontan a la guerra civil que sufrió el país entre 1975 y 1991 es lo que ha lastrado las negociaciones, informó la agencia de noticias EFE.
Las elecciones arrojaron malos resultados para Hariri, que perdió más de un tercio de sus diputados, mientras supusieron un espaldarazo para el grupo chiíta Hezbollah, que ganó 70 de los 128 escaños. Si bien esos comicios fueron los primeros desde 2009, las rencillas históricas entre partidos políticos volvieron a aflorar e hicieron imposible un acuerdo para formar Gabinete hasta ahora.
Los equilibrios entre comunidades y partidos que se reparten los 30 ministerios hacen que la fórmula para compartir el poder sea casi siempre indescifrable.
El Líbano ya pasó por una gran parálisis política similar entre 2014 y 2016, cuando la Presidencia quedó vacante y las formaciones fueron incapaces de ponerse de acuerdo en un candidato de consenso.
Según la Constitución libanesa, adoptada en 1926 y de inspiración francesa, el presidente debe pertenecer a la comunidad cristiana, el puesto de primer ministro es reservado a un sunnita y el presidente del Parlamento ha de ser un chiíta.
Las 18 comunidades y sectas religiosas que componen el mosaico libanés tienen además cuotas de poder en ministerios, parlamento, Ejército y otras autoridades. Se trata de un reparto de poder que intenta conservar la diversidad de esta república multiconfesional de más de seis millones de habitantes.
El anuncio de formación de gobierno es sin duda una buena noticia para el primer ministro Hariri, pero quizá no compense el mazazo que ha recibido este jueves, día en que se ha publicado la última edición impresa de su periódico, Al Mustaqbal.
Los problemas económicos y la propia crisis de la prensa escrita han provocado la desaparición del que era cuarto diario del país y un formidable instrumento de influencia política para Hariri. Aún conserva su canal de televisión, llamado también Al Mustaqbal (en árabe, Futuro), como su partido político.