Este lunes, las cámaras de panaderos de la ciudad se reunieron junto a concejales en el Recinto para proponer distintas soluciones que ayuden ante la preocupante situación que atraviesa el sector tanto para industriales como para trabajadores y consumidores.
Según expreso a CLG la concejala Norma López, el proyecto, presentado junto “al bloque Nacional y Popular, Roberto Sukerman, Ciudad Futura y el Frente Social y Popular” es una “iniciativa tendiente a promover que se fije un precio de referencia de hasta 50 pesos el kilo de pan para que pueda ser accesible a todas las familias de la ciudad”.
Paralelamente, solicitan tanto a la intendenta Mónica Fein como al gobernador Miguel Lifschitz que “acompañen la lucha para bajar las tarifas de energía eléctrica”, ya que “ese insumo, más los de harinas y otros ingredientes específico, llevan a un aumento que lo hace imposible”.
Específicamente, se propone que las panaderías que consuman hasta 7 mil kilowatts tengan un 50% de descuento. En un principio, estas medidas tendrían una duración de seis meses.
Gabriel Sosa, referente del Sindicato de Obreros Pasteleros, Confiteros, Sandwicheros, Heladeros, Pizzeros y Alfajoreros de Rosario, aseguró a este medio que se acercaron al Recinto para acompañar a la Cámara Industrial de Panaderos y a López ante la preocupación “por la situación que está atravesando el sector y nosotros en particular estamos perdiendo afiliados y puestos de trabajo”.
En el departamento de Rosario, en lo que va del año han cerrado unas 80 panaderías.
“Lo de mayor dificultad son los costos que están insumiendo las empresas, sean energía, gas o las materias primas, donde lo mayor que ha subido es la harina que es el 80% del sector. Estos tarifazos que asumen los empresarios también afecta a los trabajadores, porque ellos también tienen un sueldo promedio donde con todos estos precios desorbitantes que estamos viendo estamos realmente preocupados”, manifestó Sosa.
Finalmente, el titular de Asociación de Industriales Panaderos y Afines de Rosario, Gerardo Di Cosco, dijo que “la caída del consumo es estrepitosa” y que ven “que la gente no da para más” ya que “sus bolsillos se han achicado cada vez más y por supuesto eso repercute en la producción de las panaderías”.
“Con el aumento en la energía y ahora el gran aumento que hubo en harina, esto inevitablemente se traslada al precio del pan. Hoy la situación nos obliga a restar un poco la rentabilidad nuestra para mantener nuestros mostradores abiertos, cuidar las fuentes de trabajos de nuestros trabajadores y que la gente pueda llevarse el pan a la casa”, concluyó.