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Otro muerto en Nicaragua mientras Ortega busca cómo salir de la crisis


Una persona murió y dos resultaron heridas en el norte de Nicaragua cuando policías y paramilitares atacaron a manifestantes que protestaban contra el gobierno, informó hoy la Iglesia católica, mientras el presidente Daniel Ortega evaluaba una propuesta para superar más de dos meses de violencia política.

Más de 120 personas murieron en Nicaragua desde el inicio de la crisis, que es la más sangrienta en el país desde los años 80 y la mayor que enfrenta el izquierdista Ortega -que dominó la política nacional durante cuatro décadas- desde su retorno al poder, hace 11 años.

En el más reciente hecho de violencia, un adolescente murió y otras dos personas resultaron heridas ayer al ser baleados por policías y paramilitares que atacaron un piquete en Jinotega, informó hoy la Diócesis de esa ciudad, situada a 160 kilómetros al norte de Managua.

El obispo de Jinotega, monseñor Carlos Herrera, entregó los restos del joven a su familia esta madrugada. El prelado llegó al lugar en medio de los enfrentamientos para rescatar a los heridos, indicó la Diócesis en un comunicado citado por la agencia DPA.

Por otra parte, los estudiantes que llevaban 52 días atrincherados en el campus de la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), en Managua, abandonaron hoy ese lugar debido a que, según afirmaron, fueron “infiltrados por personas ajenas a la comunidad estudiantil, enviados por los operadores políticos (del gobierno) para sembrar el caos”.

La Upoli es una de las cuatro universidades públicas en Managua que fueron ocupadas por estudiantes; las otras tres permanecían hoy bajo control de los manifestantes.

Las protestas contra Ortega y su mujer y vicepresidenta, Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia, con acusaciones de abuso y corrupción. El conflicto se originó en Managua y se extendió tras la violenta respuesta de la policía y fuerzas paramilitares contra los manifestantes.

La semana pasada, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA registró 127 muertos y más de 1.200 heridos desde el inicio del conflicto, aunque organizaciones locales manejan cifras de fallecidos más altas.

Ayer, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) elevó a 135 la cantidad de víctimas fatales, luego de que un ataque de policías y grupos armados matara a un estudiante atrincherado en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) el jueves por la noche.

El mismo jueves, Ortega pidió dos días para reflexionar sobre una propuesta de «democratización» presentada en el marco de un diálogo nacional encabezado por la Iglesia, pero que quedó suspendido el mes pasado luego de la violenta represión de una marcha liderada por madres de víctimas de la represión.

Una vez que responda formalmente, la Iglesia convocará a la mesa plenaria del diálogo nacional para valorar la respuesta y, por tanto, «la factibilidad de continuar el mismo diálogo nacional».

El tercer mandato seguido de Ortega expira en 2022. Pero la propuesta incluye adelantar las elecciones, algo que el gobierno ya había descartado y tachado de intento de «golpe de estado», mientras estuvo en pie el diálogo con la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, que aglutina al sector privado, sociedad civil, estudiantes y campesinos.