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Otro día sin ganado: el precio de la vaca cayó 15% y ¿se vienen protestas en las rutas?


En Liniers y Rosario no hubo actividad debido al cese de comercialización de hacienda impulsado por la Comisión de Enlace

Los corrales del mercado concentrador de Liniers permanecieron este viernes vacíos por segundo día consecutivo, desde que este jueves comenzó el cese de comercialización de hacienda impulsado por la Comisión de Enlace para protestar contra el cierre de exportaciones de carnes.

Previo al inicio del reclamo, el precio de la vaca en sus distintos tipos y clasificaciones sufrió una caída del 15% promedio, en comparación con el cierre del viernes 14 de mayo.

En el mercado de Ganado Rosario sólo hubo una rueda de negocios esta semana, en medio del fuerte descontento del sector productor y de los exportadores, que temen perder mercados a manos de Brasil y Uruguay.

La actividad en Rosario se desenvolvió bajo los mismos parámetros que en Liniers: fuerte interés por el consumo y venta deprimida en vacas, que se vendieron con números inferiores a los registrados la última semana.

Mientras que el jueves se supo que la Mesa de Enlace analizaba extender la medida de cese de comercialización a los granos, también trascendió que hay productores que evalúan llevar la protesta de nuevo a las rutas.

Nicolás Pino, productor y técnico en Producción Agropecuaria por la Universidad Católica Argentina (UCA), calificó al cese de exportaciones dispuesto por el Gobierno como una «pésima decisión» y advirtió que las bases «están pidiendo volver a las rutas».

Pino se postula para la presidencia de la Sociedad Rural Argentina por la lista Movimiento Compromiso Federal, con vistas a los comicios previstos para el 31 de mayo.

«Creo que Alberto Fernández se va a iluminar y va a decir ´me equivoqué´, como hizo con Vicentin. Me dedico a la producción y comercialización, y puedo asegurar que es una pésima decisión. No estuvo pensada, fue mal asesorado», consideró.

Recordó que del 100% de la carne que se exporta, el 70% son cortes que no se consumen en el país.

Esa carne se vende principalmente a China, país del cual la Argentina es el segundo proveedor: «¿Qué necesidad hay de generar esta angustia, esta preocupación, que el comprador te vea como dudoso?, porque lugar que vamos dejando, lo ocupa otro», advirtió.

«Nuestros vecinos Brasil, Uruguay están felices, con la decisión que se tomó acá. Es una pena que se hayan podido sentar a una mesa y buscar entre todos una solución. La producción necesita la industria y viceversa», precisó.

Para Pino, «el Presidente está mal asesorado. En el precio de la carne hay costos directos, indirectos y una grave presión impositiva».

«Del kilo de carne más del 30% se va en impuestos. Después de ahí cada parte tiene su carga y así se va generando el precio. No se puede tapar el sol con la mano, cuando hay una inflación del 45% no se puede evitar que el precio de un producto suba», añadió.

Y consignó que «además el precio de la carne es muy variado, no vale lo mismo en un barrio de alto poder adquisitivo de Capital que en el conurbano o en alguna provincia. En este momento de concentración de venta de vacas no se puede tomar una medida así».

Economista del IERAL

Por su parte, el economista jefe del instituto IERAL de la Fundación Mediterránea y especialista en agro, Juan Manuel Garzón, se preguntó si con la intervención al comercio exterior de la carne bovina: ¿otra vez tropezaremos con la misma piedra?

El Gobierno nacional definió un cierre de exportaciones de carne bovina por 30 días.

La nueva normativa al respecto (Resolución Nº75/2021, MAGyP) señala que el Gobierno utilizará el poder discrecional de que dispone para administrar envíos a partir del registro de exportaciones de carne (DJEC), creado hace pocas semanas.

El Gobierno no autorizará nuevas operaciones en este plazo, con algunas excepciones: envíos que se realizan bajo cuotas y/o convenios de acceso con preferencias arancelarias.

Garzón opina que «se entiende que la intención de gestionar el comercio exterior de carne desde una oficina del Estado implica un cambio abrupto de reglas de juego, que tendrá previsibles consecuencias nocivas sobre los incentivos para la inversión privada en la actividad».

«Además, revela en el fondo una profunda desconfianza del sector público hacia el rol de las empresas en una economía moderna y de descrédito de todo lo que implica la inserción comercial externa para el proceso de expansión y desarrollo de empresas, sectores y el propio país», dijo.

Agregó que los pobres resultados económicos obtenidos en el proceso de intervención que sufriera la cadena de la carne bovina entre 2005 y 2010 «deberían llevar a la reflexión y servir de experiencia, para no repetir los errores del pasado».

Un repaso de los principales resultados de ese proceso, según el economista, fueron que las exportaciones se redujeron en un 65%, el país pasó del 8,9% al 5% del mercado global, perdiendo aproximadamente US$ 1.500 millones anuales, y la producción de carne se redujo en unos 20 kilos per cápita (24%).

En tanto, el consumo interno, si bien subió en los primeros años, terminó resignando cinco kilos por habitante año (de 62 a 57), las existencias de ganado se redujeron en 10 millones de cabezas, una descapitalización estimada en US$ 4.900 millones a precios de la época.

Los precios internos crecieron al mismo ritmo que la inflación y por debajo de los salarios, hasta que se revirtió el ciclo ganadero.

En 2010, el valor de la carne se ubicó muy por encima del que tenía a inicios del proceso (en términos reales) y los salarios quedaron con igual o menor poder adquisitivo en términos del producto.