Por Enrique Genovar
La derrota era de esperar. Pero siempre en el fútbol, al ser un juego, hay algo de sorpresa y este era casi el único motivo por el cual se podía llegar a pensar que Central podía ganar en Brasil. Sin embargo no hubo ningún hecho no esperado y el equipo de Diego Cocca cayó. Solamente un milagro deportivo lo ubicará en la siguiente fase.
La derrota no hizo otra cosa que agudizar la crisis futbolística que comenzó hace un tiempo en Central.
Pero hay un hecho que no se debe dejar pasar, que es que el entrenador no pudo, en el corto tiempo de trabajo que lleva, potenciar ningún aspecto del equipo. Tal es así que tomó decisiones que fueron en contra de la posibilidad de que el Canalla pudiera sacar un resultado positivo. Y lo más preocupante de todo es que no se sabe a ciencia cierta cuál es la idea de juego que persigue.
La decisión de no llevar a los más experimentados a Brasil fue desacertada. Es que por más que no los incluyera en el banco de relevos siempre es bueno para los grupos que los más grandes acompañen a los más chicos. Pero Cocca decidió que se quedasen en Arroyo Seco; a pesar de que tranquilamente pudieran haber entrenado un día en Porto Alegre.
Central por momentos fue vapuleado en el campo de juego y si no era por las atajadas que tuvo Jeremías Ledesma en el primer tiempo la cosa hubiera terminado mucho peor que un 1-3.
Al club en lo deportivo, antes de que termine la temporada, sólo parece quedarle la final con Boca. A Cocca le queda la tarea de poder moldear su idea. Y a los directivos se les viene un mercado de pases donde no podrán errar. Así está Central y es lamentable.