“Pino” César, detenido en 2018 por las balaceras al Poder Judicial en nombre de Los Monos, sumó una nueva imputación desde el encierro. Ahora lo acusaron de liderar una entente criminal ligada a intentos de homicidios y una usurpación
Matías “Pino” César, un recluso de “alto perfil” alojado en la cárcel de Piñero, sigue sumando imputaciones desde el encierro. Detenido desde el 11 de septiembre de 2018, este joven oriundo de barrio Tablada e integrante de una familia con varios integrantes ligados al delito, se encuentra condenado a 20 años de prisión por integrar el grupo de gatilleros que, en nombre de Ariel “Guille” Cantero, roció de balas varios domicilios de jueces y del Poder Judicial. Ahora, por segunda vez en el año, fue imputado como “jefe” de una banda organizada con varios integrantes también tras las rejas, pero no incomunicados.
Esta investigación del fiscal Franco Carbone puso eje en las escuchas de conversaciones de un teléfono fijo en el pabellón Nº 27 –de alto perfil– donde está alojado César. En la audiencia, la acusación hizo hincapié en la facilidad de los imputados para comunicarse en pro de un “acuerdo criminal”, en este caso detectado en junio y, en teoría, desbaratado la semana última.
Según el legajo fiscal, César tenía diálogo fluido por teléfono con Alan Uriel “Negro” o “Maradona” Larrosa, un recluso alojado en el pabellón 8 de Piñero desde cuatro años atrás. En rigor, Alan está imputado por el crimen de Luciano “Chanchi” César, un viejo vendedor de drogas que fue acribillado en la Navidad de 2019.
Carbone imputó a Alan –hijo del futbolista retirado Guillermo “Grillo” Larrosa– como “organizador” de la entente criminal de Matías César, de quien recibe órdenes y oficia de contador, según la atribución fiscal.
El grupo acusado este viernes se conocía en la calle como La mafia nueva generación, y de acuerdo con la evidencia fiscal, dos de sus integrantes ordenaron una tentativa de homicidio en Granadero Baigorria. La víctima fue un chico de 15 años que sobrevivió el ataque en la medianoche del 15 de junio, en su casa de Liniers al 900.
Los autores materiales de ese hecho no fueron identificados. Al retirarse dejaron un cartel con la leyenda “Todos los que no laburen para Culón del Norte le vamos a mandar plomo, esto es aviso, L. M. N. G”.
Para la Fiscalía, Culón del Norte es otro interno del pabellón 8 que tiene “diálogo fluido” con Matías César: Roberto Danilo Medina, que purga una condena a 13 años por un crimen cometido en Empalme Graneros en 2017.
En rol similar al Culón, el fiscal ubicó a Joel Gerónimo “Inglés” o “Negro Gero” Bogado y a Julián “Chizo” Aguirre, también del pabellón 8. Estos reclusos son quienes “brindan instrucciones al brazo armado del grupo sobre los domicilios o las personas que deben ser blancos de ataque”.
El prontuario de Aguirre no se queda atrás con relación al de Matías César. Ya se encuentra imputado como “jefe” de un grupo criminal enquistado en los barrios Ludueña y Empalme Graneros. Y por transmitir por videollamada el asesinato de un joven en abril de 2021, mientras estaba en libertad.
Tanto el Negro Gero Bogado como Aguirre fueron imputados por ordenar el asesinato de un joven villagalvense que fue blanco de varios disparos el 11 de julio en Eva Perón y Rouillón en el marco de un conflicto originado en un boliche. La víctima, que sufrió la usurpación de su casa, pudo esquivar todos los disparos y salió ilesa, pero semejante ataque causó conmoción en los trabajadores del lugar.
Por último, Marcos Daniel “Quemadito” Arriola; Brian Ezequiel Valdez; Maximiliano Ezequiel Rosales y Agustín Ezequiel Medina formarían parte del “brazo armado” de la banda encargado de ejecutar los hechos de violencia ordenados por los eslabones superiores del grupo delictivo.
Al término de la extensa audiencia, el juez Hernán Postma convalidó las imputaciones e impuso medidas cautelares por el plazo de ley. La mayoría de los imputados, sin embargo, ya se encontraba en prisión.