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Opinión: «Una apertura de sesiones sin sorpresas en un 2025 que se complica»


Por Diego Añaños - CLG

Por Diego Añaños – CLG

Decíamos la semana pasada que el gobierno se Javier Milei se ha vuelto previsible. Pues abusando de la coherencia, los discursos de apertura de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, van por el mismo rumbo. Sin embargo, se destaca un hecho, y es la cantidad de mentiras que dijo el presidente durante su presentación. Sostuvo, entre otras cosas, que su programa económico se viene sosteniendo sin fijar el tipo de cambio, un verdadero delirio. También afirmó que la economía creció en el año 2024, cosa que desmienten las mismas cifras de Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, que situaron la caída en un 1,8%. Volvió a insistir con el mantra de que el ajuste cayó sobre la casta, con que está disminuyendo la pobreza, subiendo los salarios reales y bajando los alquileres. Aseguró que el proceso desregulatorio llevado adelante por Federico Sturzenegger era una garantía de la llegada de inversiones (pero nadie ha puesto un peso aún). Dijo también que en 2024 no hubo un solo piquete (cuando hubo 5996). Todo para concluir con que, con sólo un año de gestión, su gobierno ya era el mejor de toda la historia argentina.
Los anuncios tampoco se salieron de lo esperable, al menos aquello que es esperable para el para un presidente neo conservador. Prometió enviar una batería de proyectos al Congreso de diversa índole. Uno para transformar al equilibrio fiscal obligatorio en una ley de la administración pública. Otro para privatizar las empresas que funcionan en el ámbito del Estado Nacional. Otro para llevar adelante una reforma laboral y una reforma impositiva. Otro para consagrar la autonomía fiscal de lasa provincias (con el objetivo de incentivar la competencia fiscal entre las mismas). También un paquete destinado a bajar las regulaciones comerciales. Otro que garantice la inviolabilidad de la propiedad privada. Otro que consagre un acuerdo de libre comercio con los EEUU. Además una reforma de los códigos Civil y Penal (en este último caso puntualmente apuntando a bajar la edad de imputabilidad).

Finalmente, el presidente anunció que estamos a las puertas de un nuevo acuerdo con el FMI. Si bien aseguró que enviará el proyecto al Congreso para solicitar su apoyo, luego se supo que la ley sólo contempla una solicitud de autorización para tomar nueva deuda con el organismo, pero no incluirá un memorando con los detalles técnicos del acuerdo. O sea, digamos, un verdadero esperpento político, absolutamente intolerable. Según Javier Milei, la novedad de este nuevo capítulo de endeudamiento, es que la nueva deuda a tomar estará destinada a cubrir deuda vieja. Concretamente, el Tesoro utilizará los fondos para cerrar la deuda que mantiene con el Banco Central. De ese modo, aseguró el presidente, la deuda bruta no crecerá. Decir que el argumento es incalificable es ser indulgentes. Si se lo cuento a mis amigos finlandeses no me creerían. Lo que el presidente está diciendo es, básicamente, que vamos a tomar deuda con un organismo multilateral de créditos, para cubrir una deuda intraestado.

bsolutamente absurdo. Es decir, la deuda bruta no va a crecer, eso es cierto, pero nos vamos a comprar un acreedor que se va a tomar el control del diseño de nuestra política económica. Es como ir a pedirle un crédito a un narcotraficante para pagar una deuda que tenés con tu pareja. En serio, Javier? La verdad es que ofende mi inteligencia.

El presidente está desesperado, al igual que su ministro de Economía, porque son conscientes de que se les están acabando los dólares. Como decía El General: “La única verdad es la Realidad”, por lo que más allá de las consignas vacías y más allá de las bravuconadas en redes sociales, se está secando la fuente. Si fuera cierto lo que dicen, no necesitarían un crédito del FMI. Bastaría con echar mano a las compras realizadas por el Banco Central, que podría complementarse con el consistente superávit fiscal y financiero que aseguran tener. Pero parece que no alcanza. A ver, Luis Caputo, volviendo a replicar su experiencia durante el macrismo, literalmente se fumó en un año U$S23.000 millones para mantener la cotización de los dólares financieros bajo control. En concreto, y según las cuentas de Leandro Renou en Página 12, más del doble de lo que quemaron Martín Guzmán y Sergio Massa juntos.

Para ir cerrando. Las advertencias llueven desde todos los frentes. Desde Carlos Maslatón a Domingo Cavallo, pasando por la calificadora de riesgo Moody´s o Carlos Pagni. La política de apreciación cambiaria sin financiamiento permanente de divisas se agota en sí misma. El gobierno insiste en que no existe tal cosa como el atraso cambiario por lo que no piensa devaluar. Incluso el presidente le dedicó un posteo en redes sociales al columnista del diario La Nación. Ante la advertencia de que la suba desmedida de los salarios locales medidos en dólares afecta severamente la competitividad Javier Milei sostuvo: “A esas basuras les pregunto: cómo hacen países como EEUU, Alemania, Irlanda, Japón o Suiza para poder competir con los salarios que pagan???”. La respuesta es fácil: la productividad del trabajo es muchísimo mayor que en la Argentina. Punto final. Alguna otra pregunta, Sr. Presidente???