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Opinión: «Tres derrotas al hilo para el oficialismo»


Foto: Juan José García

Por Diego Añaños - CLG

Por Diego Añaños – CLG

Decíamos la semana pasada que se venía una semana agitada en el Congreso, especialmente para el oficialismo, que tenía más posibilidades de perder que de ganar. Y así fue. Como esperábamos, el gobierno acaba de sufrir tres fuertes reveses, primero en la bicameral de Inteligencia, luego en la Cámara de Diputados, y sobre el fin de la semana en el Senado. Era previsible, ya que las tensiones internas dentro de LLA, condujeron a una rápida derrota en la votación para la elección del presidente de la comisión bicameral de control de los Organismos de Seguridad e Inteligencia. La disputa entre Patricia Bullrich, que pretendía ungir al senador del Pro Martín Goerling, y Santiago Caputo, que prefería al peronista entrerriano Eduardo Kueider (devenido nuevo aliado a partir de la votación de la Ley Bases), condujo a una situación de callejón sin salida. Llegados a ese punto, la oposición pedía que el oficialismo presentara un candidato, pero la interna dentro del Gabinete no puso ser resuelta a tiempo, y se terminó votando a Martín Lousteau como presidente. Leopoldo Moreau como vicepresidente, y Oscar Parrilli como secretario. Digamos, osea (como dice Javier), autoridades más opositoras no se consiguen.

Precisamente esa comisión será la encargada de monitorear los gastos reservados habilitados por el DNU 656/24 a través del cual Javier Milei le otorgó $100.000.000.000 de gastos reservados a la SIDE, y por ahí vino la segunda derrota, que más que derrota fue una paliza. La Cámara de Diputados rechazó el DNU que habilita los fondos, y lo hizo por una mayoría abrumadora: 156 votos a favor del rechazo, 52 en contra, y 6 abstenciones. Inmediatamente aparecieron las reacciones en redes sociales y una de las primeras fue de la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien sostuvo que los diputados que votaron junto al kirchnerismo “eligieron ponerse del lado de las mafias, los narcos, y el terrorismo”. La acusación es grave, particularmente si se tiene en cuenta que 20 diputados de su propio partido votaron a favor del rechazo. Pero más grave aún es, si consideramos que hubo 11 diputados del PRO ausentes, por lo que casi el 77% de sus legisladores caen bajo su denuncia. Además, siguiendo el razonamiento de la piba, y teniendo en cuenta una asistencia de 214 diputados, casi el 73% de la Cámara Baja debe ser considerada mafiosa. Un poco fuerte, no? Todavía falta el rechazo del Senado, mientras tanto el DNU sigue en vigencia, pero todo hace pensar que tendrá un trámite similar en la Cámara Alta, dado que es difícil pensar que el bloque del PRO cambie su voto.

El gobierno ya había asumido que se venía la peor semana desde que comenzó la gestión de LLA, sin embargo, la sesión del jueves se transformó en una derrota de magnitud. La nueva Ley de Movilidad Jubilatoria reunió 61 votos positivos, contra sólo 8 negativos. Resumiendo, todos los bloques votaron a favor, salvo los 7 senadores libertarios y la senadora cordobesa del PRO, Carmen Álvarez Rivero. Una paliza histórica, que dejó bien en claro la endeblez del armado legislativo oficialista, particularmente en la Cámara Alta. El presidente ya anunció que vetaría la ley en su totalidad, a pesar de que algunos senadores de PRO le abrieron la puerta de un veto parcial, como para hacer un control de daños. Ante el veto presidencial se abre la posibilidad de que ambas cámaras insistan con el proyecto, pero necesitarán de una mayoría especial de 2/3 para hacerlo. Tanto en diputados como en senadores esos números estuvieron garantizados para la primera votación. Todo hace pensar que en la Cámara Alta no habría problemas para volver al reunir esa mayoría, pero en la Cámara Baja no será tan fácil. Por el momento, todo está en veremos.

Si observamos detenidamente el tablero legislativo, vemos que claramente hubo un cambio. La primera impresión es que el gestor no es otro que Mauricio Macri. El ex presidente se había mostrado hasta al momento cercano al Javier Milei, casi como un aliado. Pero luego de numerosos intentos de aumentar su influencia política dentro del gobierno (sospechamos que para tener acceso a más negocios), dejó claro que el acompañamiento iba sólo hasta garantizar la gobernabilidad mínima, votando por la afirmativa la Ley Bases y el paquete fiscal. Luego sostuvo que, a partir de ese momento, se reservaba el derecho de conducir a sus legisladores con mayores márgenes de libertad. Esto generó la expectativa de que Macri comenzara a desmarcarse del gobierno. Sin embargo, y para sorpresa de muchos, salió en redes sociales a apoyar el veto a la nueva Ley de Movilidad Jubilatoria prometido por Javier Milei, a la vez que fustigó a los 20 senadores de su bloque que votaron a favor. Detrás del posteo vino la catarata de críticas. Bullrich acusándolo de mandar al muere a sus propios legisladores, sin dejar claro de qué lado está de la grieta. Los propios senadores respondiendo que nadie les va a decir qué votar o no. En fin, una interna de PRO que hasta el momento parecía que se restringía a la disputa entre Mauricio y Patricia, acaba de incorporar una nueva ruptura: hay rebelión en la granja en las cámaras. Patricia le tira a los diputados, Mauricio le tira a los senadores. El oficialismo, por supuesto, festeja.

Mientras las disputas legislativas se llevan toda la marca, y el gobierno festeja sus “brillantes” logros económicos, la crisis no parece dar tregua. Hoy la mayoría de los analistas acuerdan en varios puntos: el 4% en el que se encuentra amesetada la inflación, no sólo es difícil de perforar, sino que además es bastante alto. Hoy el superávit fiscal se viene sosteniendo mediante la contabilidad creativa, por ejemplo, corriendo ejecuciones de pagos de un mes a otro (como hizo el gobierno con el pago del aguinaldo), o directamente no pagando. El dólar no sólo es un problema porque se encuentra claramente atrasado, sino también porque los que hay no alcanzan para cubrir los compromisos mínimos hasta fin de año. Además, y luego del tímido salto de mayo, la economía volvió a retomar su sendero recesivo (se acuerdan cuando hablábamos del dead cat bounce o rebote del gato muerto?), y todo indica que en julio las cosas no cambiaron demasiado. Digo, como para que el oficialismo tome nota, porque los grandes éxitos que pregona, sólo existen en sus febriles delirios oníricos.