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Opinión: «Tratando de dar buenas noticias»


Por Diego Añaños - CLG

Por Diego Añaños – CLG

Hace unos días estuvimos cenando en casa de unos amigos que son habituales lectores de esta columna. Si bien daba toda la impresión de que la disfrutaban, Malvina preguntó: “Cuándo vas a dar alguna buena noticia”. Me quedé pensando. En realidad tenía razón. A pesar de que haga un esfuerzo por evitarlo, termino siendo aburrido y circular. Les confieso que trato de dar lo mejor, pero bueno, en definitiva me toca hablar de la realidad, no imaginarla, y las buenas noticias no son lo que abundan. Como decía Borges en “El Cómplice”: “No importa mi ventura o mi desventura. Soy el poeta”. Bueno, a lo mejor me puse un poco hiperbólico, tampoco es para tanto. Digamos que me toca hacer esta columna, y para sorprender, vamos a empezar con una buena.

Según algunas consultoras, la actividad económica habría tocado su piso en junio, y comienza a registrarse un cambio de tendencia. Según el informe que cita María Julia Rumi, en un artículo de La Nación, 8 de 10 indicadores sectoriales relevados estarían mostrando una recuperación en el mes de julio. En ese mismo momento hay que hacer la pregunta, es una comparación interanual (metodológicamente correcta) o intermensual (metodológicamente incorrecta)? Y no, la comparación es julio de 2024 contra junio de 2024, es intermensual, por lo tanto, poco confiable aún. Es decir, no sólo es preciso registrar un cambio tendencial en las mediciones interanuales, sino que, además, es necesario que ese cambio de tendencia se sostenga en el tiempo. Basta recordar que en mayo ya tuvimos un amague de recuperación, correctamente medido en ese momento, con una variación positiva del 1,9% contra mayo del 2023, y sólo se trataba de un dead cat bounce (un rebote del gato muerto). Por lo pronto, hay que darle tiempo al proceso para que asiente y, luego de varios meses de crecimientos interanuales consistentes, podremos hablar de que, en algún momento, la crisis tocó su piso. Es decir, por ahora, habrá que esperar.

Eso fue lo más parecido a una buena noticia. Sigamos. Los datos que surgen de un informe recientemente publicado con la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) difieren sustancialmente de los que manejan las consultoras que proveen de información al diario La Nación. El nivel de actividad en las PYMes cayó un 17,8% anualizado en el mes de julio, mientras que la comparación intermensual (contra junio) también muestra una caída del 1,8%. Como consecuencia, la caída acumulada de los primeros siete meses del año se ubicó en el 18,6%, y una de cada cinco empresas tuvo dificultades para pagar salarios. Estos datos van en consonancia con las alertas lanzadas por la Unión Industrial Argentina esta semana, advirtiendo que casi el 40% de las empresas registró caídas en sus niveles de producción, algo que ocurrió en 9 de los 12 sectores que fueron relevados. El consumo tampoco da muestras de recuperación, y es una de las variables fundamentales a tener en cuenta, ya que representa alrededor de un 70% del PBI. La caída interanual de julio fue del 5,6%, y en los primeros siete meses del 2024 ya registra una caída del 6,2%.

Si bien no forma parte de la agenda cotidiana, el frente externo se viene complicando desde hace algunos meses. A mediados de marzo de este año la calificadora de riesgo Standard&Poor´s había rebajado la calificación de la deuda argentina a “default selectivo”, luego de considerar que el canje de bonos llevado adelante por el gobierno implicaba una situación de incertidumbre financiera equivalente a un default. Desde la City porteña minimizaron el hecho, diciendo que es habitual que se baje la calificación de deuda luego de cada canje. Lo cierto es que la rebaja existió. Hace un par de días, el vicepresidente de la calificadora Moody´s, dejó trascender que la empresa veía poco probable que la Argentina estuviera en condiciones de afrontar sus compromisos financieros, lo cual acrecentaba las posibilidades de que el país tuviera que enfrentar un proceso de reestructuración de su deuda soberana. La razón es simple, y la venimos marcando desde hace algunos meses: la acumulación de reservas del primer semestre no fue la esperada, y el segundo semestre será todo cuesta abajo. Concretamente, no alcanzan los dólares para cerrar el 2024. Para colmo de males, el gobierno se había comprometido hace un mes y medio a girar por anticipado los U$S1.528 millones de intereses que devengan los bonos emitidos y que vencen en enero de 2025, como gesto de buena voluntad para con los acreedores. Ni un centavo salió de la Argentina. El equipo económico asegura que aún no se hizo la remesa por cuestiones operativas, pero crecen las sospechas.

Para ir cerrando. Seguramente todos recordarán Seinfeld, una de las mejores, o la mejor serie de todos los tiempos. Luego de finalizado el ciclo, su guionista principal, Larry David, puso al aire una nueva serie Curb your enthusiasm, que significa algo así como “modera tu entusiasmo”. Y así anda el ministro Caputo, bajando tres o cuatro cambios. Luego de haber prometido en el mes de julio que la inflación de septiembre estaría entre el 0 y el 1%, la realidad le pasó por encima. Tuvo que meter violín en bolsa y aceptar la realidad. Según sus propias estimaciones, el mes de septiembre registrará una inflación más cercana a 3%, bastante lejos de la convergencia con el crawling peg cambiario que pretendía el gobierno para esta altura del año.