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Opinión: «Se va el año, pero la política calienta motores»


Por Diego Añaños - CLG

Por Diego Añaños – CLG

Se va despidiendo el 2023, con muchas más preguntas que respuestas. Seguramente no es el fin de año que esperábamos, pero la incertidumbre le agrega un componente más a la angustia cotidiana. Javier Milei no parece acertar con el canal apropiado para llevar adelante algunas de las promesas de campaña (digo algunas porque hay otras que mágicamente quedaron en el olvido), y se debate entre sostener a capa y espada el DNU e intentar aprobar una ley ómnibus por la vía legislativa. El miércoles pasado envió un nuevo paquete kilométrico al Congreso, en un nuevo intento de ver si consigue las voluntades para transformar la Argentina en la patria libertaria. Mientras los medios amigos intentan vender el proyecto como la versión 3.0 de las Bases de Alberdi, muchos de nosotros no podemos dejar de pensar en el Estatuto para el Proceso de Reorganización Nacional. No necesariamente porque su contenido sea similar, sino más que nada porque el objetivo es claramente una refundación que avanza en un solo sentido: volver a una Argentina pre-peronista. Apelando al artículo 76 de la Constitución Nacional, Milei solicita la delegación de facultades legislativas a la vez que declara una amplia emergencia en materia social, económica, fiscal, financiera, previsional, de seguridad, de defensa, energética, administrativa y sanitaria. Una suerte de suma del poder público, un cierre virtual del Congreso. Seguramente Lilita Carrió saldrá por estos días a pedir por la salud de Republiquita.

El martes pasado fuimos a almorzar con un grupo de periodistas y los desafié a que me nombraran una sola de todas las modificaciones impulsadas por el gobierno que favoreciera a los trabajadores. Una sola, en las más de trescientas sesenta, al menos una. Gente informada, interesada en temas políticos, culta, leída, no me pudo nombrar una sola. No hay una sola iniciativa que favorezca directamente a los más vulnerables. Para el sabalaje son las medidas ejemplares, las simbólicas. Los veinte choferes, los diez fotógrafos, los cincuenta asesores que que se van a quedar sin trabajo, sólo para hacerle sentir a la clase media que el ajuste es para todos. Como decía De la Rúa en sus spots de campaña: “Conmigo el ajuste lo hace la política y no el pueblo”, se acuerdan?. Bueno, ni una, cero. Ahora, sí hay medidas que favorecen directamente al sector financiero, a los bancos, a las prepagas, a los medios de comunicación. Ahí, sí, ahí nada de ejemplaridad, nada de simbolismo, ahí es todo cash.

Lo cierto es que el grado de deterioro de la situación económica todavía no es perceptible. Probablemente muchos me dirán que todos están al tanto de la disparada feroz de los precios, y en eso estamos de acuerdo. La cuestión es que la profundidad de la crisis comenzará a expresarse a medida que vayan pasando las semanas. Tal vez muchos no lo hayan notado, pero estamos viviendo en el pasado. Así como muchas de las estrellas que vemos en el firmamento ya no existen más (nos llega su brillo, es cierto, luego de recorrer millones de años luz), la vida que conocimos hasta hace muy poco ya no existe. Los argentinos más postergados tienen la gimnasia de sobrevivir en el capitalismo, y el gobierno reforzará la asistencia en los sectores más vulnerables. La clase media, o al menos una parte de ella, todavía conserva un pequeño colchón proveniente de algunos ahorros durante el año y del aguinaldo. En enero la actividad baja, los chicos no van a la escuela, no se gasta tanto en transporte y es más fácil engañar al bolsillo. Pero no tengan duda de que el cimbronazo será muy fuerte. Hay algunas señales indicativas, todavía incipientes, de lo que decimos: suspensión de reservas en lugares turísticos, colegios privados que pierden matrícula mientras crecen las consultas para traslados en colegios públicos, negocios vacíos (lo de las compras de Navidad fue sólo un espejismo), prepagas que comienzan a registrar la salida de sus clientes, etc. Cuando impacten los aumentos del transporte, los servicios y los alquileres, vamos tener dimensión de cuánto han cambiado las cosas.

Una vez más, si es que ocurre, serán las clases medias las que pegarán el portazo. Desde el sistema político las señales con relativamente confusas. Mientras que desde el peronismo kirchnerista aseguran que aún conservan la unidad, desde el gobierno aseguran que ya consiguieron apoyos dentro del espectro opositor. La cuenta es sencilla, si se parte el bloque, las posibilidades del oficialismo de aprobar ya sea el DNU o el megapaquete de leyes, crece a paso redoblado. Más allá de eso, el gran árbitro en todo este asunto será la Unión Cívica Radical. Hoy desde los micrófonos aseguran que no están dispuestos a soportar un avasallamiento de las instituciones y que no será con su voto que avanzará el decreto presidencial. Les confieso que en el medio de todo este berenjenal hasta la explicación de Martín Tetaz acerca de la posición de los 35 diputados radicales me parece razonable. Como decía mi abuela: “Cómo estará la cañada, que el chancho la cruza al trote”.