Por Diego Añaños
En el marco de la guerra contra la inflación, iniciada hace ya más de una semana, Alberto Fernández volvió a la improvisación. En un intento más de allanar la explicación del fenómeno, el presidente sostuvo que “hay diablos que aumentan los precios, y hay que hacerlos entrar en razón”. Si hay gente cobrando para manejarle la comunicación al gobierno, le está robando la plata, créanme.
Aprovechando la volada, y en un aporte más a la confusión general, volvió el bueno de Santi Maratea. Dije en alguna oportunidad que no lo conocía, y me tomé el trabajo de tratar de ver algo del muchacho. Da la impresión de que no es ningún pavote, y tiene muy claro para dónde va, sin embargo, le gusta mucho el micrófono, y así como muestra algunas posiciones interesantes, puede salir con un martes 13 en cualquier momento. La semana anterior, tuvo una ocurrencia, y como los dedos en el teclado son más rápidos que el buen pensar, twitteó: “Che, para toda la gente que dice que tenemos que hacer una colecta para pagar la deuda externa, me ayudan a hacer bien la cuenta? (sólo pa joder) calculé que si cada argentino (somos 40 millones) pone 20 mil pesos, pagamos la deuda. Hice bien la cuenta?”. Uno jamás debe intentar interpretar las intenciones de los otros, por lo que prefiero, si voy a sospechar, pensar que lo hace con las mejores intenciones. Entonces, partamos de la base de que Santi tiene las mejores intenciones.
Ahora, me parece que Santi tiene un par de problemas. El primero es de comprensión del fenómeno. Es decir, haga la colecta o no, los argentinos VAMOS a pagar la deuda. O qué pensaba Santi, que el gobierno tiene ingresos que provienen de otra fuente que no sea el pago de impuestos de los ciudadanos? El segundo es de información y está compuesto por dos errores distintos. El primero (segundo problema, inciso 1) se vincula al tamaño de la población. De acuerdo con las proyecciones, se estima que la población argentina era a fines del año pasado de algo más de 45 millones de habitantes (seguramente con el censo de este año ese número sufra algún ajuste). El segundo (segundo problema inciso 2), es que no tiene ni la menor idea del monto de la deuda externa argentina (mucho menos de su composición, pero no pidamos tanto). Por los números que tira, supongo que está pensando en los U$S45.000 millones que se le deben al FMI (que es solo una pequeña parte de la deuda total, claro). El tercer problema que tiene Santi, y probablemente el más grave de todos, es que no fue a la escuela primaria. Digo, incluso si somos indulgentes con respecto a sus gigantescos desconocimientos, Santi debería saber que para que 45 millones paguen 45.000 millones, es preciso que cada uno de los 45 millones ponga 1.000 unidades (en este caso de dólares). Los 20 mil pesos que Santi sugiere, son algo así como 100, y no 1.000. Si cada argentino pone 20 mil pesos (U$S100), reuniríamos algo así como U$S4.500 millones, el equivalente al 10% de la deuda con el FMI.
Igualmente, no estaría mal hacer docencia con Santi. Podríamos contarle que el Estado se financia con los impuestos, y que los impuestos no son sólo el impuesto país (el que tiene que pagar cuando compra dólares), el impuesto a la ganancias o el impuesto a los bienes personales. Sino que también existen otros impuestos, como el IVA, que es un impuesto al consumo, y que paga tanto Susana Giménez, como el jardinero de Susana Giménez, cada vez que compran, por ejemplo, un kilo de tomates. Por eso, entre otras cosas, cada vez que compramos un kilo de tomates, hay una pequeña parte de los impuestos que se pagan que va destinada al pago de la deuda. Podríamos contarle que somos alrededor de 45 millones de argentinos. Podríamos contarle que la deuda externa total era, en el último trimestre de 2021 a algo más de U$S266.000 millones. Si bien no podríamos mandarlo a la escuela primaria también podríamos enseñarle a hacer cuentas. Esas cuentas dicen que, para pagar la deuda externa, cada argentino debería poner casi U$S6.000 (serían alrededor de $1.200.000). Como para tener una idea de los números, una familia de 4 personas tendría que ahorrar $400.000 mensuales durante un año para juntar esa cifra (algo más de $13.300 de ahorro DIARIO). Ojo, dije AHORRAR, no GANAR.
En síntesis, la deuda es impagable. Lo vienen diciendo el Banco Mundial, el FMI, y todos los organismos financieros y de créditos internacionales. El monto de la deuda global representa un factor de inestabilidad planetaria de primer nivel. Lo dijo ya Fidel hace casi 40 años, en aquel famoso discurso de cierre del Encuentro sobre la Deuda Externa de América Latina y el Caribe de 1985: “Me culpan a mí de decir que la deuda es impagable. Bien. La culpa hay que echársela a Pitágoras, a Euclides, a Arquímedes, a Pascal, a Lobachenvsky, el matemático que ustedes prefieran de la antigüedad, moderno o contemporáneo. Son las matemáticas, las teorías de los matemáticos las que demuestran que la deuda es impagable”. Alguno que le avise a Santi, seguro que no lee esta columna.