Por Diego Añaños - CLG
Por Diego Añaños – CLG
Desde el jueves pasado y hasta este sábado, el presidente estuvo de visita en los Estados Unidos, puntualmente en Washington DC. Durante su periplo, Javier Milei participó de varias actividades. El mismo jueves, se reunió con el magnate Elon Musk, recientemente designado Administrador del Departamento de Eficiencia de la Casa Blanca. Fue allí que el presidente protagonió uno de los hechos más bochornosos de su gira, al regalarle al funcionario una motosierra de juguete. Más tarde, partió con rumbo al Fondo Monetario Internacional, para reunirse con la directora gerente del organismo, la búlgara Kristalina Georgieva. Como suele suceder, una reunión formal con un comunicado final que no se salió del protocolo habitual del Fondo. Resultados concretos: cero. El viernes pasado el mediodía, ofreció un discurso en el Banco Interamericano de Desarrollo titulado: “El modelo económico argentino”. Luego, mantuvo un encuentro con Ajay Banga, presidente del Grupo Banco Mundial. Finalmente, durante la mañana del sábado expuso en la Conferencia de Acción Conservadora, que contó con la presencia de Donald Trump.
Ninguna de las actividades previstas por la comitiva oficial encabezada por Javier Milei incluyó un encuentro con el presidente norteamericano. Muchos especulan con que la bendición del magnate será un bálsamo en medio de la crisis política desatada en la Argentina por la estafa crypto. No deberían perder de vista dos cuestiones. La primera es que el caso ya trascendió las fronteras de nuestro país, y tanto el FBI como la SEC (el equivalente norteamericano de la Comisión Nacional de Valores), trabajan sobre un reporte de actividades criminales en el marco del escándalo $LIBRA. La segunda es que en las últimas horas Donald Trump ha escalado sus ataques contra el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky. Efectivamente, el presidente norteamericano no sólo lo calificó de “dictador”, sino que lo acusó de malversación de fondos, a la vez que aseguró que los EEUU están negociando con éxito el fin de la guerra con Rusia. Por qué esto sería relevante para Milei y la Argentina? Porque a fin de enero, hace menos de un mes el presidente argentino se fundió en un abrazo con el presidente ucraniano, y lo llamó “mi amigo”. Y si hay un momento en la historia de la vida de Javier Milei donde no es bueno ser amigo de los enemigos de Trump, es precisamente HOY.
El oficialismo quedó en el medio del terremoto y cuesta aún determinar cuál será en definitiva la magnitud del daño. El reportaje que el presidente le concedió a Jonatan Viale fue un intento de cerrar rápidamente la cuestión. De hecho, el Mago del Kremlin (así llama Carlos Pagni a Santiago Caputo), publicó minutos después de que el envío saliera al aire un desafiante mensaje en la red X desde su cuenta no oficial: “Como ingeniero del caos doy por terminado este capítulo de la novela. Muchas gracias a todos. Buen intento. Les fallo el operativo. La libertad avanza”. En pocas horas tuvo que recoger el poncho y comprender que se había apresurado, ya que la métrica de las redes sociales, mostraba por primera vez que las reacciones negativas superaban claramente a las positivas. La publicación de la versión completa, y sin cortes, de la entrevista, mostraba un pasaje donde Caputo interrumpía la grabación para impedir que Viale continuara con sus requerimientos, a la vez que le susurraba al presidente algo al oído. No estoy en condiciones de decir quién fue el que entregó el crudo en las manos equivocadas. Pero lo que sí quedó claro es que los intentos de explicar la situación, tanto de parte del gobierno nacional a través de su vocero, Manuel Adorni, como el descargo realizado por el periodista, naufragaron irremediablemente. Ya lo dice la sabiduría popular: “No aclare que oscurece”.
Durante la entrevista el presidente no estuvo fino. Cometió errores innecesarios y se pisó solo. Por un lado afirmó que no promocionó nada, cuando es absolutamente comprobable que sí lo hizo, porque su posteo no sólo habló del proyecto, sino que además incluyó un link del emprendimiento que, casualmente, se denominaba “Viva la libertad project”. Que un presidente promocione un proyecto privado desde su cuenta oficial ya es de por sí gravísimo, sea que los que participan luego ganen o pierdan dinero. Por otro lado, el argumento de que “no estaba interiorizado de los pormenores del proyecto”, es muy poco creíble, dado que venía teniendo reuniones periódicas con sus principales impulsores desde hace ya un tiempo. Que un presidente mienta, es muy grave, además. Pero también sostuvo que, cualquiera que se mete en el casino, sabe que puede ganar o perder. Eso permite deducir que Milei piensa que el negocio crypto es básicamente una timba. Y acá se acaban las palabras. A confesión de parte, relevo de pruebas. Como para ir cerrando: que un jefe de estado confiese que se violaron todos los controles de seguridad y que un grupo de estafadores llegó hasta él, es preocupante. Ahora que un presidente, experto en temas económicos, haya sido engañado por dos o tres vivos ruleteros, más que preocupación, da miedo.
