Por José “Chino” Odisio
Inicio auspicioso para Newell’s. Podía fallar, había ausencias que servían como excusa. Y todavía no llegaron los refuerzos. Pero Sanguinetti es un técnico serio, y eso se refleja en la cancha. Un buen planteo, un equipo bien preparado físicamente y un par de futbolistas en buen nivel alcanzó para arrancar la Liga con triunfo. Y abrió la puerta para que el hincha se ilusione.
En el fútbol argentino si un equipo corre seguramente le irá bien. Después hace falta un técnico que convenza, buenos planteos y algunos jugadores que marquen la diferencia. Pero si corre, será difícil que la pase mal. Y este Newell’s versión Sanguinetti corre, se la banca físicamente. Y con Banfield eso fue decisivo.
Sanguinetti tuvo que poner pibes para reemplazar ausentes. Tal vez no se lucieron, pero corrieron, metieron y cumplieron. Balzi, Campagnaro, Sordo y Portillo estuvieron a la altura. Y cuando ingresaron Cingolani, Sforza y Rossi el equipo no se resintió.
Físicamente bien preparado, el plan de Sanguinetti era presionar alto la salida del rival, cortar circuitos intermedios y recuperar segundas pelotas. Y salió casi perfecto. Así llegaron los dos goles, aunque lógicamente tuvo que aparecer Juanchón en su esplendor para resolver en el primero y asistir a Sordo en el segundo. Quedarse en el buen partido del delantero es ver solo la foto final. Pero en ambos goles, y en otras tres chances que no terminaron bien, la clave fue presionar, obligar al error forzado y recuperar pelotas con el rival mal parado.
Un partido no es una muestra completa, pero quedó claro que el ciclo Sanguinetti tendrá continuidad. Ahora falta recuperar a los ausentes y que lleguen esos tres o cuatro refuerzos que pueden hacer que una buena campaña pueda ser algo más. ¿El límite? Dependerá de los que lleguen, pero puede ser más ambicioso de lo que muchos suponen.