Por José Odisio
Desprolijo. Poco serio. Improvisado. Fútbol argentino en su máxima expresión. La Liga arranca como puede, llena de innovaciones, mejor dicho de parches para jugar un torneo de 27 fechas con el apuro de terminar antes del Mundial.
En medio del caos lógico, con un mercado de pases que cierra cuando vayan 6 fechas, con jugadores que recién pueden sumarse luego del 30 de junio, y con billeteras flacas que esperan alguna venta al exterior, algo que hasta julio es improbable, Newell’s inicia su camino ante Banfield, con un equipo emparchado para agregarle más caos a la situación.
Lesionados, suspendidos, citados a selecciones, Sanguinetti tuvo que lidiar con un popurri de inconvenientes en este arranque. Y sin refuerzos, que recién llegarán con el torneo iniciado. Lejos de quejarse, al menos públicamente, el DT mete mano en la cantera. Adentro Campagnaro, Portillo y Balzi, con Rossi, Funez, Jacob, Cingolani, Mansilla y el arquero Herrera como alternativas desde el banco. Hecho, no palabras. Necesidad o no, Archu cumple con la premisa de apostar a las inferiores, de potenciar con oportunidades a los pibes de la casa, a valorizar el patrimonio para que la economía se acomode un poco.
Sanguinetti ya mostró en el torneo anterior su idea. Equipo práctico, intenso desde lo físico, con poco lujo y mucha entrega. Para eso necesita que los futbolistas se identifiquen (por ahora lo logró) y una preparación física envidiable, tal vez la mayor fortaleza de la Lepra. Ir por más, subir a un escalón más ambicioso sin conformarse sólo con ganar el Clásico o engrosar el promedio dependerá de la diferencia que puedan marcar los jugadores. Ahí es donde el acierto en los tres o cuatro refuerzos puede ser clave. Si llega un Ditta, un Méndez, o un Juanchón, se puede subir la vara de la expectativa. Y entrar a una Copa será factible.
El «Archu» tuvo un buen primer ciclo. Y esta continuidad, apenas interrumpida por unas semanas de preparación, apunta a mejorar. Para eso será importante reforzar bien, pero también puede ser clave el rendimiento de los juveniles. Los pibes tendrán esa chance que muchas veces se reclama, ahora deben demostrar estar a la altura.