Por José Odisio - CLG
Por José Odisio
«El partido perfecto no existe». Pero la actuación de Keylor Navas con Tigre se asemeja bastante. «Banega no puede correr». Y Ever la rompe y corre más que los pibes durante 90 minutos. «Traer a Fabbiani es una locura». Y el Ogro acomodó un desastre futbolístico y le dio identidad al equipo. «Es imposible que Newell’s clasifique, es más probable que de vaya al descenso». A falta de cuatro fechas la Lepra quedó a tres puntos de zona de clasificación a octavos, impensado, casi improbable. No hay dudas, el Newell’s de Fabbiani rompe con todos los pronósticos. Los diagnósticos tribuneros previos se hacen añicos y la sonrisa y el buen ánimo se instaló en el Parque para traer alivio en un momento donde todo era caos, dentro y fuera de la cancha.
Newell’s no es vistoso, pero sí efectivo. No juega lindo, juega bien. Conoce sus limitaciones, también sus virtudes. El Ogro supo sacar una buena radiografía al llegar y a partir de ese análisis decidió cómo jugar. Y la premisa fue correr y meter. Tener orden y minimizar riesgos defensivos. Apuntalar el vestuario convenciendo a los referentes. Y exponer menos a los pibes.
De golpe, Banega corre como nunca y juega con virtuosismo. Luciano Lollo pasó del abucheo a la firmeza defensiva. Victor Cuesta consiguió rodaje y muestra su jerarquía. Cocoliso González no la mete, pero mete y aporta. Y los pibes acompañan. Obviamente está Keylor Navas, con actuaciones descomunales que sostienen cualquier resultado. Y así, todo es posible, incluso clasificar a octavos, algo que hace algunas semanas hubiera generado risas sarcásticas a quien se osara a pensar seriamente en eso.
Otro Newell’s. Tan distinto, tan real. Todo merito de Fabbiani, un entrenador con mucho vestuario, pero sorprende por tener un manejo táctico más que interesante. Y así va la Lepra, metiendo y corriendo, y lo más importante, sumando. Para dejar de mirar para abajo, porque ahora está más cerca de la zona de arriba.