Por José Odisio - CLG
Por José Odisio – CLG
Sigue Sebastián Méndez. La afirmación hubiese sido poco creíble hace algunos días. Tras perder el Clásico y quedar eliminado de Copa Argentina, imaginar al Gallego en el banco leproso nuevamente en el Coloso no tenía ningún sustento. Pero el fútbol no es una ciencia exacta y siempre están los ponderables, las situaciones que desmoronan cualquier lógica previa. Y eso sucedió en el Monumental. El equipo hizo un partido de alto nivel y bancó al técnico dentro de la cancha. Y la dirigencia, sin tantas alternativas confiables, entendió que ese mensaje de los jugadores era suficiente para estirar la permanencia del DT al menos hasta el sábado cuando la Lepra reciba a Belgrano.
El hincha no está contento. Méndez no será recibido con aplausos en el Coloso. Tampoco los jugadores. Y ni hablar la dirigencia. La bronca es grande y la única manera de expresarse de la gente es en redes sociales, donde se mezclan todos, los genuinos y los que quieren sacar tajada política; los sanguíneos y los más analíticos; los enojados y los más comprensivos. Y el otro lugar es en la cancha, donde seguramente el sábado habrá reprobación general, que se aplacará un poco si el equipo muestra dentro de la cancha algo parecido al partido con River.
Quedan 15 partidos para terminar el año. Ya no hay un Clásico o una Copa Argentina para revertir parte de la bronca. Pero Newell’s no puede quedarse inmóvil sin intentar nada. Tal vez si hilvana un par de buenos resultados vuelve a ilusionarse con ingresar a la Sudamericana, un pequeño incentivo en medio de tanta pobreza. Y ese camino deberá hacerlo con este plantel, por eso la banca a Méndez implica, al menos por algunas semanas, que la dirigencia mantenga la calma y no se precipite con su salida. Si no lo hizo tras perder con Central ni con los satiagueños, esperar un par de partidos más no suena tan descabellado. Aunque los hinchas reclamen por una cabeza, actuar con prudencia tampoco es una locura.
¿Podrá Méndez revertir esto? La mayoría de las veces estas situaciones de malos resultados acumulados y bronca de la gente no terminan bien. Pero el entrenador tiene poco tiempo de trabajo (8 partidos) y eso tampoco puede dejarse de lado. Si el grupo de futbolistas apoya -adentro de la cancha- tal vez el DT revierta esta situación casi terminal. No será fácil, se lo juzgará con rigurosidad, ya no tiene crédito ni para equivocarse con un cambio, pero mientras siga con vida, habrá esperanza. Aunque hoy gane el escepticismo.