Por José “Chino” Odisio
Falta menos. Dos partidos. La clasificación a cuartos es probable, está a una victoria. Hace dos meses faltaban optimistas y sobraban agoreros. Esta realidad de Newell’s en lo alto de la tabla era impensada. Más de uno hubiera firmado ganar el Clásico y sumar puntos para engrosar un poco la tabla de promedios futura. Imaginarse a la Lepra junto a River, un equipo aceitado y lleno de estrellas, era una utopía. Pero la realidad supera a la ficción. Y Newell’s enfrenta a San Lorenzo sabiendo que ganar le entrega un pasaje a cuartos, o casi, ya que deberá esperar hasta el fin de semana para hacer efectivo el boleto.
Llega algo golpeado desde lo físico. Es lógico. La seguidilla de partidos y la intensidad que propone Sanguinetti tiene estas consecuencias. Por eso el DT definió rotar. Aunque muchos dudaran de esa decisión. Y acertó con la apuesta. Pero quedó algún soldado golpeado, en especial Juanchón García, uno de los que el equipo necesita.
¿Qué tiene Newell’s para estar ahí arriba? Un DT inteligente que supo trasmitir su mensaje. Que no se desconcierta con el “no me saqués más” de Pablo Pérez, y al partido siguiente lo vuelve a reemplazar y recibe un abrazo. También hay una preparación física envidiable, otro mérito del cuerpo técnico. Newell’s corre y corre. Eso que sufría en torneos anteriores ahora es su caballito de batalla. Y los rivales lo padecen.
Y hay jugadores en alto nivel. Causa o consecuencia, da lo mismo. Ditta es un acierto enorme. Cuesta encontrarle fallas. Lema es otro destacado, para conformar una dupla que entrega mucha seguridad. Pérez y Fernández están muy bien, y cuando entra Sforza no desentona. Juanchón anota goles importantes, pero además tiene una entrega que levanta aplausos. Y Reasco amaga con ser otro acierto.
Falta que Nico Castro haga las cosas más fáciles y aporte todo lo que puede dar. Si el enganche levanta, Newell’s puede ser más que un equipo que se conforma con entrar a cuartos. Por ahora con eso alcanza, pero este equipo puede seguir sorprendiendo.