Por José Odisio - CLG
Por José Odisio
Newell’s se fue a descansar unos días con una sonrisa. Un semestre que arrancó oscuro y con perspectivas de pelea por no descender, algo que le quitaba el sueño a los hinchas, concluyó con un envión fuerte desde lo anímico y futbolístico tras avanzar en Copa Argentina con una victoria clara sobre Defensa y Justicia.
Nadie duda que el gran responsable de este cambio es Cristian Fabbiani. El Ogro supo leer la situación, manejó con mucha muñeca e inteligencia el momento de crisis que heredó, y encaminó al equipo para hacerlo olvidar de los fantasmas del descenso y soñar con una segunda parte del año con objetivos más ambiciosos.
El primer mérito del DT fue darle a los jugadores pautas claras de juego. Un sistema acorde al momento y a los nombres. Nada de lirismo, mucho de sacrificio. Correr, meter y minimizar errores es una premisa básica. Y de allí tomar vuelo.
Otro acierto de Fabbiani fue apoyarse en los experimentados. Keylor Navas, Luciano Lollo, Victor Cuesta y Ever Banega se hicieron cargo dentro y fuera de la cancha. Y contagiar al resto fue sencillo.
El nivel de Navas es extraordinario; Lollo y Cuesta se transformaron en una dupla firme y segura; los laterales se acomodaron; Herrera fue el jugador ideal con esfuerzo y gol; y el DT acertó con la posición de Jacob como volante. Ni hablar de Banega, que pasó de ser cuestionado por no dar el ciento por ciento a jugar desgarrado con Defensa, el referente que el equipo pedía a gritos.
Fabbiani acomodó el desorden. Le devolvió al hincha las ganas de ver al equipo. Ahora deberá apuntalar su idea con la llegada de refuerzos que le permitan al equipo dar un salto más de calidad, ilusionarse con pelear por objetivos ambiciosos. Y a la vista de los resultados, nadie se debería atrever a pensar que no es posible.