Por José Odisio
Por José Odisio
El 2022 fue un año donde Newell’s tuvo que lidiar con un problema que no tuvo solución: las lesiones. Sin importar la calidad de los médicos, el cuidado de los trabajos de los distintos preparadores físicos o el intento de cuidar a los futbolistas más desgastados, de una manera u otra la enfermería se llenó de futbolistas. Desgarros, distensiones o sobrecargas musculares fueron un común denominador, pero también hubo fracturas, distensiones de rodillas (tres al mismo tiempo) e incluso una fascitis plantar. Completito.
Con Gabriel Heinze en el poder, la exigencia física es mayor. Y si bien el cuerpo técnico busca regular cargas y cuidados personales de los futbolistas, la maldición de las lesiones parece no acabar. Un desgarro suena lógico frente a tanta intensidad dentro del campo de juego, pero la fisura de un dedo del pie de Guille Ortiz, la fractura de antebrazo de Méndez o la ruptura de ligamento cruzado de Panchito González son un presagio de otro año donde los dolores de cabeza no parecen terminar.
Con un plantel sin tantos sobrantes en cada puesto, Heinze deberá regular bien las cargas a partir de esta semana, ya que la Lepra empezará a transitar meses con doble o triple competencia, y el recambio será indispensable. La Liga es larga y la semana que viene se sumará la Copa Argentina. Y si bien el rival es Claypole, de la D, Newell’s no puede confiarse. Marzo será un mes para ajustar el equipo y analizar recambios, y en abril arranca la participación en la Sudamericana, con dos meses donde jugar entresemana será una constante.
En algún momento el Gringo deberá analizar prioridades. La posición en la Liga será decisiva a la hora de rotar o no, en especial cuando arranque la Sudamericana, donde la Lepra aspira a clasificar a octavos, privilegio que sólo tendrá el primero del grupo, y los segundos que jugarán un repechaje. Ahí también hay que sumar algunos viajes, que serán más o menos largos y desgastante de acuerdo a la suerte en el sorteo.
Exigencia física mayor a la recomendable, mala suerte, algún gualicho, cualquier razón parece válida para esta mala racha que Newell’s arrastra desde hace más de un año con las lesiones. Ahora dependerá de Heinze -y alguna invocación divina- que esto no vuelva a ser un karma. Sino, aspirar a pelear en todos los frentes será imposible.