Por José Odisio
Por José Odisio
Newell’s llegó al receso lleno de calma. La muy buena producción ante San Lorenzo despejó algunas dudas externas y levantó ánimos puertas adentro.
Por primera vez, el equipo pudo jugar como pretende Heinze, y lo hizo ante un rival complicado, lo que le da mayor valor.
Cuatro ganados sobre cuatro jugados en el Coloso, sin goles en contra y con mucha autoridad es una estadística que añade expectativa a dos semanas de jugar un partido especial: el Clásico.
El hincha palpita ese choque con Central desde el mismo momento que se conoció el fixture. Sacarle valor no tiene sentido, es imposible no involucrarse emocionalmente con lo que pudiera suceder en ese partido. Pero antes Newell»s tendrá que enfrentar a Estudiantes y tendrá un debut con viaje incluido por la Sudamericana, rival que conocerá el lunes cuando el bolillero determine sus contrincantes en el torneo continental.
Heinze hace tres partidos que repite equipo. Encontró un once y optó por no moverlo. Pero esa continuidad de nombres no podrá perdurar los próximos tres partidos. Rotar parece obligatorio, mucho más con la intensidad que busca imponer el Gringo. Ahí estará otro desafío para el DT. No perder competividad en la Liga, donde el equipo es top five; no llegar mal parado físicamente al Clásico; y no descuidar el inicio en una Copa Sudamericana que tanto costó estar. Muchos «no» para un momento donde sólo Heinze sabrá cómo mover las piezas. Aunque lo importante es que este momento clave llegó tras la mejor producción del ciclo, y la ilusión es inevitable.