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Opinión: «La sorpresa y el desencanto de la élite mundial ante el discurso de Milei»


El diario El País de España fue contundente: "Milei abronca a los líderes en Davos", dijo el influyente medio europeo. Opina Carlos Alberto Duclos

Por Carlos Alberto Duclos – CLG

No vale, por supuesto, tener en cuenta la opinión de la oposición política argentina al trazar una descripción del discurso de Milei en Davos. Tampoco valen las opiniones de los oficialistas, por eso es necesario tener en cuenta la de entidades ajenas al mundo político y económico nacional. El diario El País de España, fue contundente al calificar el discurso que el presidente argentino, Javier Milei, dio en Davos (Suiza) ante “la crème de la crème” del poder económico capitalista mundial: Milei «abronca a los líderes en Davos», dijo el influyente medio europeo. Es decir, dicho en buen romance, que la élite occidental terminó más o menos decepcionada con las palabras del libertario, quien les atribuyó responsabilidad y permisividad en el avance del socialismo en el mundo. Desde luego, el socialismo mundial, moderado y no tan moderado, tampoco habrá recibido con buen tono y beneplácito un mensaje leído y preparado que de diplomacia poco y de contenido pobre.

Claro que el aparato libertario en las redes sociales se encargó de ensalzar el discurso del presidente, lo mismo que el magnate Elon Musk, a quien Milei abre las puertas para que invierta en Argentina.

La periodista del diario español, que estuvo en la sala donde Milei dio el discurso para el calificado auditorio, señaló en su crónica que «fue recibido con entusiasmo en el corazón del capitalismo, pero rápidamente las caras empezaron a cambiar en la sala en cuanto empezó a hablar, y solo hubo aplausos tímidos al final, mucho de ellos desconcertados».

De acuerdo con el prestigioso diario español “ Milei «abroncó a todos los líderes del mundo, y especialmente a los organismos internacionales» al describir «una visión apocalíptica del mundo». La periodista siguió diciendo en su crónica que «los ejecutivos y políticos escuchaban y se miraban sorprendidos».

¿Sorprendidos? Por supuesto, es ciertamente sorprendente que el presidente de un país históricamente periférico, que en los últimos años se ha hundido en una fatal pobreza (agudizada de un plumazo con la devaluación de Massa y en pocos días con la del propio Milei, a la que se suma una irrestricta como poco sensata liberación absoluta de todos los precios) haya dicho al primer mundo cómo hacer las cosas y que occidente es responsable del socialismo, del colectivismo y que, además, el Estado no tiene nada que hacer incluso en los negocios. Nótese lo que ha expresado el diario español; «Cada vez más apocalíptico, Milei expuso su visión fundamentalista del mercado que ni siquiera se asume aquí, en Davos, donde todas las empresas presentes están acostumbradas a colaboraciones público-privadas».

Pareciera (y no tan pareciera) que el Gobierno argentino en general cree realmente que las teorías no deben alterarse un poco según la realidad, como si cada grupo humano no tuviera peculiaridades que deben ser tenidas en cuenta a la hora de aplicar políticas que tienen que ver con esto de vivir, nada menos.

El Gobierno da muestras en varios aspectos de improvisación, inflexibilidad, y, por otra parte, de una política comunicacional mediocre, de campaña, que infunde a creer lo inexistente en algunos casos (como el discurso) como si el sol pudiera taparse con palabras y redes.