Análisis

Opinión: «La interna de Juntos por el cambio se mete en la negociación con el FMI»


Por Diego Añaños

Por Diego Añaños

El Gobierno nacional convocó a todos los gobernadores para el día miércoles. El motivo de la cumbre, encabezada por el ministro Martín Guzmán, era explicar la marcha de las negociaciones por la reestructuración de la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Casi de inmediato, los representantes de Juntos por el cambio anunciaron que no asistirían a la reunión. Efectivamente, en una decisión conjunta los gobernadores de Mendoza (Rodolfo Suárez), Corrientes (Gustavo Valdéz) y Gerardo Morales (Jujuy), así como el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Horacio Rodríguez Larreta), fijaron posición y confirmaron su ausencia. “No vamos a ir para regalarle una foto al gobierno”, afirmaban en off sus voceros. Paralelamente, sostenían que el espacio natural para la discusión de estos temas era el Parlamento, y que, en un sistema republicano con división de poderes, era el propio ejecutivo el que debía concurrir al Congreso para informar, y no a la inversa. Más tarde, en un comunicado oficial sostuvieron: “los gobernadores de Juntos por el Cambio sostendrán la máxima colaboración con la posición del país frente a las negociaciones que lleva adelante el Poder Ejecutivo Nacional y se expresarán una vez conocido el contenido de dichas negociaciones”. En el mismo, caracterizaron a la convocatoria como una reunión política, a la vez que convocaron al ministro Guzmán a reunirse con los jefes de los bloques de Juntos por el Cambio para informar de los avances con el organismo internacional.

Claro, la foto no es sólo una foto. Esa foto representa una de las pre-condiciones básicas reclamadas por el Fondo para la aprobación de la propuesta argentina: un amplio acuerdo político. Negarle esa foto al gobierno, representa negarle el paraguas de legitimidad al proceso de negociaciones. Sería demasiado tremendista calificarla de declaración de guerra, ya que se alineaba claramente con la postura tomada por la oposición luego de la victoria en las elecciones legislativas de medio término. Es decir, un esquema de confrontación permanente en todos los frentes, que tuvo su primera batalla cuando los bloques opositores en su conjunto, liderados por los halcones de Juntos por el Cambio, decidieron dejar al país sin presupuesto.

Sin embargo, aquella batalla, abrió importantes grietas al interior de la coalición opositora. Un par de días después, tanto la Coalición Cívica, como el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, expresaron su desacuerdo con la decisión opositora de negarle al gobierno la aprobación de la Ley de Leyes. Y Morales emerge como una figura fundamental en todo este asunto. Como dijimos en alguna oportunidad, el lunes posterior a las legislativas había mucha gente visitando sastres, probándose el traje de candidato a presidente, y el gobernador de Jujuy era uno de ellos. Sabe que tiene una pelea importante al interior de la coalición, ya que tanto Horacio Rodríguez Larreta, como Mauricio Macri, y hasta Patricia Bullrich, tienen aspiraciones. Pero también sabe que de las entrañas mismas del radicalismo, viene creciendo la figura de Facundo Manes que, más allá de cualquier consideración acerca de sus cualidades como líder político, es un candidato competitivo. Morales sabe todo esto, pero también sabe del deterioro de la imagen de los conductores del PRO, y del crecimiento del radicalismo, y se siente con posibilidades. Y cuando un candidato, o pre candidato se siente cerca del poder, comienza a jugar el Teorema de Baglini, que dice que la virulencia de las posiciones políticas es inversamente proporcional a la cercanía al poder.

Es en ese contexto que hay que entender las declaraciones de Morales, criticando la falta de criterio político de la oposición a la hora de impedir que se apruebe el presupuesto. Y bajo ese mismo registro podemos leer la decisión del gobernador jujeño de tender puentes con el gobierno nacional y pactar una reunión con los gobernadores opositores para la semana que viene. “Nosotros contrajimos la deuda, y lo menos que tenemos que hacer es ir a escuchar a Martín Guzmán”, dijo el presidente del Comité Nacional de la UCR. Como era de esperar, sus declaraciones generaron un fuerte rechazo en sus socios políticos del PRO que, inmediatamente salieron a responderle duramente por las redes sociales.

Para cerrar. Finalmente se llevó a cabo la cita de Martín Guzmán con los gobernadores y/o sus representantes. El ministro fue muy claro al afirmar que el único punto que traba hoy las negociaciones con el FMI es el sendero fiscal. Tal y como adelantábamos en columnas anteriores, el Fondo pretende regular el crecimiento de la economía para garantizar el superávit de la balanza comercial. Por otro lado, el organismo exige apurar la reducción del déficit fiscal. El gobierno argentino, por su parte, sostiene que no está dispuesto a negociar en estos puntos, de hecho Alberto Fernández fue taxativo: “La palabra ajuste está desterrada en la discusión con el FMI”. Ojalá sea cierto.