Por Carlos Alberto Duclos - Con motivo del aniversario del Levantamiento del Gueto de Varsovia
Por Carlos Alberto Duclos – Con motivo del aniversario del Levantamiento del Gueto de Varsovia
Desde tiempos inmemoriales se instaló en el mundo la idea de que la culpa de todo la tienen los judíos. Ya en la antigua Babilonia y en el Egipto de los faraones, los judíos eran no solo mirados con desprecio, sino que incluso se los sometió a vejámenes, se los esclavizó impunemente y sin clemencia. Pero lo que asombra, es que aún hoy, cuando el ser humano ha alcanzado un nivel de desarrollo asombroso, subyace en la mente colectiva de que la culpa la tienen los judíos. Un típico pensamiento nazi-fascista.
A esta judeofobia de la modernidad, dígase con todas las letras, ha contribuido en gran medida el antiguo catolicismo influenciado por Constantino, el emperador romano. Digo antiguo, porque afortunadamente en las últimas décadas los jefes de la Iglesia han reconocido muchos errores. Esta judeofobia, parte de la falsa creencia de que a Jesús lo mataron los judíos. No, a Jesús no lo mataron los judíos, lo mató el Imperio Romano representado por el gobernador de Judea, Poncio Pilatos. Si bien es cierto que hubo una asamblea en el patio de la residencia de Pilatos donde “algunas” autoridades sacerdotales judías lo incriminaron, esto de ninguna forma puede considerarse como el pueblo judío. Es más, un día antes de ser detenido, Jesús entra a Jerusalén y es ovacionado por la mayoría de la población (relato evangélico).
Jesús era judío, un gran maestro, un ser extraordinario, respetado por muchos en aquella región, que incluso tenía seguidores en el Sanedrín (parlamento). Jesús no coincidía con los Fariseos de entonces en muchos aspectos, pero ello no significa que renunciara al judaísmo (posiblemente como señalan muchos autores, Jesús compartía las ideas de los Esenios, grupo judío enfrentado a los Fariseos). Como ya lo he expresado en anteriores ocasiones, el hecho de que el Sumo Sacerdote Caifás haya aceptado la ejecución del hijo de María, se debe a un determinismo divino que en teología debe interpretarse como que “es necesario que así suceda”. El mismo Jesús reprende a Pedro cuando desenvaina su espada y enfrenta a la guardia que iba a detenerlo: “Guarda la espada en la vaina -le dice- la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?”. Sublime.
No, los judíos no mataron a Jesús, lo mató el imperio. Pero los romanos y los “cristianos no judíos” (debe saberse que los primeros cristianos eran todos judíos hasta que comenzó la llamada romanización) complacientes con el emperador adhirieron a la judeofóbica idea de que los judíos eran los responsables de la muerte del hijo de Dios. Un disparate absoluto.
Este culpar a los judíos de todo, ha llegado incluso al paroxismo de tildarlos en estos tiempos de nazis, de compararlos con el régimen de Adolf Hitler. Semejante aberración no es casual, por supuesto, y está vilmente empujada por ideologías nefastas ¿Puede ser nazi alguien que vio morir atormentados a seis millones de personas de su pueblo por el demonio de Hitler?
¡Ah, pero los sionistas…! El movimiento sionista judío no ha hecho más que recuperar la tierra que originalmente le fue concedida por Dios a los judíos, primero a Abraham y luego a Moisés y Aarón cuando los hebreos fueron liberados de Egipto. Tierra de la que fueron una y otra vez echados, cuando no sometidos y atacados (hecho que sucede hasta nuestros días con la lluvia de misiles arrojada sobre las ciudades de Israel desde hace años por parte de organizaciones terroristas).
Hoy, con motivo de la guerra en Gaza otra vez la culpa la tienen los judíos. Pero ¿cuál ha sido la causa de esta guerra? A muchos parece olvidarse (incluso a muchas organizaciones mundiales) que la causa fue un ataque terrorista masivo que terminó con la vida de más de mil ciudadanos de Israel “totalmente inocentes”, sin contar los heridos y los destrozos realizados. Miles de familias han visto arruinadas sus vidas para siempre. Tampoco se cuenta las muertes que todos los días ocurren en la Fuerzas de Defensa de Israel, gente joven, chicos y chicas, que renuncian a un futuro promisorio, entregan sus vidas, para que una nación siga, para que un pueblo tenga derecho a su tierra.
¿Alguien ha pensado que sucedería si Hamás y otros grupos terroristas, y sus complacientes servidores, en lugar de un ataque hubieran propuesto un tratado de paz para siempre? Esto hubiera resultado en un bienestar y un desarrollo para todos, especialmente para el pueblo palestino. Pero no, sabían muy bien que el ataque iba a traer consecuencias tremendas, pero aun así lo hicieron ¿A propósito? No les importaron los efectos. Por supuesto, en Israel, en el judaísmo, hay gente buena y gente mala, como en el islam, como en el catolicismo, como en el ateísmo, como entre los blancos, los negros, los amarillos, los ricos, los pobres. Los buenos y los malos están en todas partes.
Por último, y para terminar, quisiera añadir que también la culpa la tienen los judíos de haber dado al mundo gente como Freud, Salk, Frankl, Einstein, Mendelshon, Baruch Spinoza, Kafka y tantos científicos y artistas que han contribuido a una vida mejor.
La culpa la tienen los judíos de haber dado al mundo a un Jesús de Nazareth, bendito sea eternamente.