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Opinión: «La crisis sin fondo de un gobierno sin reflejos»


Por Diego Añaños - CLG

Por Diego Añaños – CLG

Más allá de las oscilaciones cotidianas, la agenda urgente de la Argentina sigue siendo la misma. Y es que la pavorosa recesión que asola la economía nacional no da respiro, y todas las semanas tenemos la desgracia de ver reflejada en cifras la profundidad de la crisis. A comienzos de esta semana, la Universidad Católica Argentina publicó los datos que surgen de los estudios realizados por el Observatorio de la Deuda Social. Según las estimaciones del centro de estudios, la pobreza escaló hasta un 55,5%, y la indigencia hasta un 17,5% en el primer trimestre de 2024. Esto permite estimar, proyectando los resultados de los 31 aglomerados analizados, que aproximadamente 25 millones de argentinos son pobres, mientras que cerca de 8 millones se encuentran en situación de extrema pobreza. Si bien es cierto que los números de la UCA siempre están por encima de los publicados por el INDEC, debido a que utilizan una metodología distinta, lo relevante es que ambas mediciones dan cuenta del acelerado deterioro de las condiciones de vida de la población en los últimos meses.

Paralelamente, se conoció que las ventas en supermercados registraron una caída interanual del 10% en el mes de mayo. El número es levemente inferior al registrado en la medición interanual del mes pasado, pero se da en un contexto en el que los precios de los alimento vienen mostrando incrementos por encima de lo esperado en las últimas semanas, por lo que es probable que la caída no se detenga, y que incluso se acelere.

Claro, el gobierno sigue festejando la baja persistente de la inflación. Luego del 8,8% de abril, se espera que el índice general de precios de mayo se ubique en la zona del 5%, lo cual sería sin dudas un éxito. Sin embargo, comienzan a plantearse algunos interrogantes. El primero es acerca de la fuerza de la recesión como matafuegos del incendio inflacionario. Desde hace un tiempo venimos advirtiendo de que el frenazo de la actividad inducido por el gobierno puede no ser suficiente para forzar la baja de la inflación por debajo de determinada cota, digamos un 4 ó 5%. Hoy ya existe relativo consenso entre los economistas de diversas vertientes ideológicas con respecto a que la desinflación habría tocado un límite. Es decir, no alcanza con los dispositivos desplegados hasta el momento para perforar el piso actual. La otra cuestión es cuál es cuál sería la verdadera ganancia de una baja tan pronunciada, a costa de una recesión tan profunda. Hoy el gobierno sostiene que sin déficit, sin inflación, sin cepo y con el apoyo del FMI volverán los capitales y la inversión se transformará en el tractor de la economía. La Historia, claro, dice otra cosa. Por ejemplo, Fernando De la Rúa, con déficit cero, con una inflación promedio ponderada del -1,1 durante su gestión, sin cepo cambiario, y con Blindaje y Megacanje, protagonizó uno de los peores fracasos de la historia política y económica de la Argentina. Digo, como para tener una referencia reciente de cuál es el destino de este tipo de diseños de política macro. Para colmo de males, reapareció Nicolás Dujovne, alabando el programa económico, y sostuvo que están auscultando la realidad para ver cuándo una luz al final del túnel. En resumen, el tren viene de frente y se acerca la colisión.

El gobierno está empezando a sentir el repiqueteo de las balas, y la crisis por los alimentos retenidos produjo un cimbronazo de proporciones entre las filas libertarias. El misilazo acertó justo en la línea de flotación, golpeando a la ministra de Capital Humano, una figura de altísima relevancia dentro del círculo íntimo del presidente. No sólo es su amiga personal, sino que es una de las pocas personas en las que deposita toda su confianza. Podríamos decir que después de su hermana, es su sostén emocional más importante, al punto tal que incluso suele dormir en la Quinta de Olivos cuando su trabajo la sorprende con la noche ya avanzada. Si no entendemos lo anterior, es imposible entender cómo, en el gobierno de la motosierra, la licuadora, la tolerancia cero a los errores, y las casi 40 renuncias en 6 meses, Pettovello continúe en su cargo, aún pagando un significativo costo en términos de salud mental. Recuerden que, sin que le temblara el pulso, Javier Milei ejecutó a su viejo amigo Nicolás Posse, quien voló por los aires cual piloto eyectado luego de ser alcanzado por la artillería antiaérea enemiga.

En este contexto, la media sanción en la Cámara de Diputados de una nueva Ley de Movilidad Jubilatoria le acertó al gobierno un golpe de virtual knock-out. No sólo porque logró constituir una mayoría e imponer un proyecto, sino también por lo impactante de los números de la votación. La alianza, probablemente circunstancial dirán algunos, entre Unión por la Patria, la UCR, Hacemos coalición Federal, la Coalición Cívica, Innovación Federal y otros bloques pequeños, consiguió reunir 160 votos, más de 2/3 de los presentes. Si en el Senado se votara en el mismo sentido, estaríamos hablando de no menos de 51 votos, es decir: 33 del peronismo, los 13 radicales, los 3 de Unidad Federal (Espinola, Kueider y Vigo), más los dos santacruceños (Carambia y Gadano). Es decir 3 más de los 48 necesarios para sumar los 2/3. En síntesis, aún si Milei decidiera vetar la norma, luego de su paso por Senadores, estarían los votos necesarios en cambas cámara como para insistir en la votación y transformarla en ley. Insisto, estamos ingresando a una nueva etapa en la que el tablero político comenzó a cambiar. Es todo muy reciente como para decir que el cambio es definitivo, pero habrá que estar atentos porque la oposición sintió el aroma de la sangre, el gobierno ya da muestras de que se está quedando sin nafta.