Opinión

Opinión: “Habemus presupuesto y acuerdo con el Club de París”


Por Diego Añaños

No me gusta dramatizar. Tampoco soy afecto a las frases altisonantes ni a los titulares catástrofe. Sin embargo, en esta oportunidad podemos decir que con la aprobación del presupuesto 2023 en la Cámara de Diputados se cierra un ciclo negro para la democracia argentina. Un ciclo que se abrió con el rechazo del presupuesto 2022, cuando la oposición en pleno se unió en la cámara baja para privar al gobierno de la herramienta fundamental de la gestión, sin lugar a dudas, una verdadera salvajada política. Alberto Fernández podrá transitar el último año de su paso por la presidencia con un presupuesto aprobado, ya que damos por sentado que no tendrá problemas en pasar el tamiz de la Cámara de Senadores.

En el camino queda el intento del oficialismo de devolver al Ejecutivo las facultades delegadas para decidir acerca de los montos de las retenciones, que fue ampliamente festejado por la Mesa de Enlace. Incluso el presidente de la Federación Agraria, Carlos Achetoni, en un rapto de euforia, celebró el afianzamiento de la salud de la República. Es paradójico que, justamente un presidente de la Federación sea el encargado de llevar el mensaje. Como biznieto de Esteban Piacenza, les puedo asegurar que el bisabuelo se sigue revolviendo en la tumba ante estas actitudes genuflexas y entreguistas, absolutamente reñidas con los principios de la Institución. Uno se pregunta dónde estaba la Federación Agraria cuando se endeudaba salvajemente al país, cuando se encarcelaba a adversarios políticos o se espiaba a políticos en plena democracia. Se ve que la República no les importaba por aquel entonces.

También queda en el camino el proyecto para transformar a los jueces y funcionarios de poder judicial en trabajadores comunes, es decir, la universalización del pago del impuesto a las ganancias. Ni siquiera fue necesario acudir al último dique de constitucionalidad y llevar al caso a la Corte Suprema (donde seguramente hubiera sido demolido en minutos). Los mismos protegidos y socios de un sistema judicial corrupto se ocuparon de garantizarle la prerrogativa feudal a sus cuidadores. No puedo decir que es un escándalo, porque estaba dentro de los cálculos, pero sí puedo decir que es un asco.

La oposición mostró luces y sombras, rupturas y continuidades. El radicalismo se plantó en su posición de partido grande, con pretensiones de volver al poder y garantizó, al menos, la aprobación del proyecto. Luego de años de someterse a la conducción de los halcones del PRO, la decisión de la mayoría de los diputados radicales, marca un, no sé si decir probable o incipiente, cambio en la dinámica interna de Juntos por el cambio. El PRO, sumido en una interna salvaje, demostró que sólo puede ponerse de acuerdo para hacer nada, y se abstuvo. El dato de color es que, una vez más, y gracias a los insondables vericuetos de la filosofía política, la izquierda terminó unida a la Coalición Cívica y los libertarios de Milei y Espert, en el rechazo del presupuesto. Una alianza inclasificable, que sólo el arte puede imaginar: como la mezcla rara de diosa y pantera de Cafrune, o la camisa del remisero de Illya Kuryaki, que cruzó la barrera de la realidad.

Dos para cerrar. La primera. El miércoles partieron rumbo a Francia el titular del Indec y encargado de las relaciones con los organismos multilaterales de crédito, Marco Lavagna, junto al Jefe de Asesores del Ministerio de Economía, Leonardo Madcur. El objetivo de la visita es allanar el camino para que Sergio Massa cierre las negociaciones por la deuda impaga que la Argentina tiene con el Club de París. Como decíamos el martes, el ministro de economía viajará finalmente en la primera quincena de noviembre, luego de tres postergaciones seguidas. La deuda se remonta a 2014, cuando el entonces titular del Palacio de Hacienda, Axel Kicillof, acordó un préstamo de U$S9.690 a pagar en cinco años. En ese entonces se acordó que la penalidad por no pagar en término sería llevar la tasa al 9%, el doble de lo que se venía pagando hasta 2019. El equipo negociador argentino estaba buscando cerrar un acuerdo que le permitier reducir sensiblemente la tasa, y con ello el costo financiero de la operación. Afortunadamente no fue necesaria la llegada de Massa. El acuerdo se cerró con los funcionarios argentinos enviados. Se renegoció el 100% de total adeudado más intereses impagos con una tasa del 3,9% para las primeras 3 cuotas, tasa que sube lentamente hasta llegar a un máximo del 4,5%. Sin dudas una buena noticia para la Argentina.

Finalmente, durante el día martes, y en medio del vértigo de la discusión parlamentaria por el presupuesto 2023, Sergio Massa se hizo un tiempo para recibir a una comitiva de senadores norteamericanos de ambos partidos. La cita fue en un quincho de Tigre y, asado de por medio, discutieron de diversas cuestiones relativas a las relaciones entre ambos países. Luego del encuentro, el ministro comunicó a través de Twitter el principal tema de la agenda durante la cena: “Tratamos los avances del acuerdo de intercambio de información fiscal entre la AFIP y el Internal Renevue Service (IRS)”. Pocas horas después se comunicaba que el acuerdo se había cerrado, lo que es sin dudas una excelente noticia para la Argentina, ya que, según los primeros cálculos, permitirá detectar alrededor de U$S100.000 millones de argentinos que salieron del país sin pagar impuestos. En las últimas horas Página 12 dio por cerrado el acuerdo que, de acuerdo a lo informado por el diario, se firmaría en noviembre, pero aún no hay información oficial.