Opinión
Política y Economía

Opinión: ¿Es el déficit un verdadero problema en la Argentina?


Por Diego Añaños

Poco antes de su escandalosa eyección de la presidencia del BID, Mauricio Claver Carone recibió a Sergio Massa y le prometió financiamiento de la entidad por U$S4.933 millones para los años 2022 y 2023. Durante la visita que comenzó este miércoles, el ministro de Economía recibió la confirmación de los créditos acordados oportunamente. De acuerdo a la información provista por fuentes oficiales, alrededor de U$S3.000 millones llegarían antes de fin de año, y U$S1.200 tendrían como destino el fortalecimiento de las reservas del Banco Central. Desde la capital norteamericana, Massa comunicó la noticia por Twitter: “El BID acaba de aprobar en directorio un desembolso de U$S700 millones, que van a ingresar en las próximas 48 horas en las reservas. Se aprobó por unanimidad. Forma parte del paquete de apoyos financieros que la Argentina tiene de distintos multilaterales”. El BID, por su parte, informó que “el préstamo ofrecerá apoyo presupuestario para que Argentina cubra sus necesidades de financiamiento de corto plazo y proteja el gasto social a grupos vulnerables y en infraestructura, mientras se instrumentan reformas para reducir el déficit público, promover la estabilidad de los precios y asegurar la sostenibilidad de la deuda”. Es importante agregar que el nuevo préstamo se alinea con los objetivos planteados en el programa de Facilidades Extendidas firmado con el FMI, al igual que las líneas de financiamiento complementarias provistas por el Banco Mundial.

Como ya es costumbre en estos casos, la madre de todas las batallas parece ser el déficit fiscal. Es así, no existe línea de asistencia de los organismos financieros internacionales que no ponga el ojo, y la presión, en bajar el déficit del Estado. La paradoja es que, en sus propios informes, el FMI reconoce que el déficit fiscal de la Argentina no representa un problema, es más, está por debajo de muchos de sus pares, de acuerdo a los datos publicados en el nuevo informe de monitoreo fiscal que el propio Fondo dio a conocer el miércoles en el marco de las reuniones anuales que comparte con el Banco Mundial.

El primer dato relevante muestra que la ratio PBI/déficit total es menor en la Argentina que lo que se observa en el promedio de las economías emergentes y de ingresos medios. El segundo dato a tener en cuenta es que la presión fiscal en nuestro país es menor que en las principales potencias, es decir, da por tierra con la afirmación de que la presión impositiva en la Argentina es asfixiante. Pero vamos a los números. Según las estimaciones del FMI, el déficit total de nuestro país, que surge de sumar el déficit primario y el déficit financiero, será en 2022 de un 3,5% del PBI. Esta cifra está bastante por debajo del promedio de las economías emergentes (6,2%), por debajo de la media de los países latinoamericanos (4,2%), y menos de la mitad que la media de los países emergentes que forman el G20 (7,3%). Ese mismo porcentaje es además menor al que registran las economías avanzadas, que promedian un 3,8%, pero donde EEUU, Francia, España, Reino Unido e Italia registran un déficit total proyectado de entre un 4 y un 5,7% del PBI.

Si nos concentramos solamente en el déficit primario (esto es, sin considerar el componente financiero de la deuda pública), el FMI proyecta una reducción al 1,9% para este año, para ir cayendo progresivamente hasta alcanzar un superávit primario del 0,5% en 2025 y llegar a un 2% en 2027. Cuando uno compara ese 1,9% previsto para 2022, se encuentra con que es menor que el promedio de las economías emergentes (4,3%) y también menor que el previsto para las economías desarrolladas (2,4%)

Un repaso por el capítulo de las estimaciones de la presión fiscal es muy interesante también. Se proyecta que la recaudación como porcentaje del PBI llegue este año al 33%. El número es mayor al 25,1% promedio de los emergentes, lo cual es absolutamente previsible dada la baja capacidad de captar impuestos que predomina en economías con una presencia estatal deficiente. Sin embargo, es muy similar a la de los emergentes europeos (33,6%) y la de los EEUU (33,4%) y Brasil (31,8%). Por otro lado, es claramente menor que la presión fiscal de las economías avanzadas (que promedia un 37,4%), y a la de la Eurozona, que promedia un 46,9%, pero incluso llegando al 53% como en el caso de Francia.

En síntesis, la Argentina no tiene un déficit total, ni un déficit primario preocupante, al margen de que, al igual que en el caso de la presión fiscal está dentro de los parámetros globales, e incluso por debajo. Y repito, dicho por el propio FMI, no por mí. Por qué razón se le pediría que lo ajuste aún más si no es para someterla? Si alguna duda quedaba de la función de la asistencia financiera de los organismos financieros internacionales, creo que va quedando despejada.