Por Enrique Genovar
Por Enrique Genovar
Las dos presentaciones del equipo del Kily González en el torneo dejaron, como siempre ocurre, cosas positivas y de las otras. Lo principal es que Central tiene una idea de juego desde el vamos y eso siempre es importante. Pero en la columna del debe lo que más sobresale es que el Canalla es un equipo cuando tiene la pelota y otro totalmente diferente cuando no la tiene.
Y es precisamente en este aspecto donde el cuerpo técnico tiene que hace hincapié de cara al juego del viernes ante Banfield.
Central cuando tiene la pelota genera expectativas desde los pies de Emiliano Vecchio, del escurridizo Luciano Ferreyra y del incansable Lucas Gamba. Además, desde los envíos de pelota detenida que siempre son una opción para inquietar al rival.
Pero cuando se trata de ocupar los espacios, de aferrarse a la marca de los rivales y de interrumpir el juego asociado del otro equipo ahí aparecen los problemas. Inconvenientes que le costaron, al menos, el primer gol que le hizo River. Es allí donde el entrenador y sus colaboradores deberán buscar opciones y las mismas, hasta que Fabián Rinaudo no esté al ciento por ciento para ir desde el arranque, no son de nombres. Sino de funcionamiento.
La lentitud de los centrales quedó expuesta en más de una oportunidad en los dos partidos. Esta situación sumada a que a Ojeda le ha costado cubrir el centro del campo de juego hacen que el equipo del Kily no tenga un sistema defensivo sólido, que de seguridad.
Hoy, en este fútbol tan parejo, un mal accionar a la hora de defender te cuesta el partido. Es por eso que la tarea fundamental de cara al juego ante el Taladro y para lo que viene es la de encontrar una forma adecuada para defender.