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Opinión: «El gobierno acelera y la pared se acerca»


Por Diego Añaños - CLG

Por Diego Añaños – CLG

La Argentina fue, desde su nacimiento un país de grietas. Grietas entre realistas e independentistas, grietas entre federales y unitarios, grietas entre conservadores y radicales, entre peronistas y anti-peronistas. En fin, grietas por todos lados. También están los amantes del dulce de membrillo, enfrentados casi a muerte con los que se deleitan con el de batata. Los del vino puro y el vino con soda, los del asado jugoso y los salvajes que lo prefieren seco. Menotti o Bilardo. Rockeros y jipis. Soda Stéreo o Los Redondos. La última, la más reciente, kirchneristas vs antikirchneristas, fue la que le permitió a Javier Milei montarse sobre una ola ajena y llegar al poder. Sin embargo no se conformó sólo con eso: puso una cuña en la grieta y la rellenó con dinamita. Y la grieta se transformó en abismo. Como dice el Señor en La Palabra: “el que no es conmigo es contra mí”. De este modo, cualquiera que no acordara en cada punto y coma con los postulados del gobierno se transforma inmediatamente en un traidor, un golpista, un corrupto, un delincuente o directamente en una rata inmunda. La cuestión es que, como le solía pasar al Coyote en sus intentos de atrapar al Correcaminos, de pronto el presidente se encontró volando por los aires, parado sobre una roca que caía al vacío. Y de eso, créanme, el único que vuelve es el Coyote.

Sin embargo, al menos en principio, eso no te hace perder elecciones. Si todavía hay algún distraído pensando que la paliza en la provincia de Buenos Aires se debe a un exceso en los modos groseros del presidente, se equivoca de cabo a rabo. Tampoco es consecuencia de defectos en el armado político. La Argentina viene atravesando una severa crisis económica y financiera, que los números y las proyecciones reflejaban, pero que todavía no había alcanzado a torcer la voluntad de acompañamiento de la población. Pues bien, eso se terminó, o comenzó a terminarse. Si bien técnicamente todavía no estamos atravesando una recesión profunda, la cadena de transmisión de la crisis hace que los efectos devastadores de deterioro de la situación económica se refleje antes en las heladeras que en las estadísticas. Los intentos por parte del equipo de campaña de poner en marcha una campaña del miedo conducen invariablemente al fracaso. Recordemos lo que decíamos en 2023: es una zoncera tratar de asustar a los que están en el fondo del pozo, porque no tienen nada que perder. Si te visualizan como responsable de sus penurias, te van a castigar en las urnas.

El gobierno ha cometido el peor de los errores, y es no aprender de los grandes maestros de la Historia. En “El Príncipe” hce más de 500 años, Maquiavelo recomendaba a César Borgia cometer todos los ultrajes que fueran precisos, pero hacerlo de una sola vez. No hay peor estrategia que administrar el mal de modo permanente. Dice el texto: “Quien actúe de otra forma, ya por timidez o porque ha sido mal aconsejado, siempre tendrá que tener la espada en la mano, y nunca podrá confiar en sus súbditos, puestos que éstos, a su vez,  no podrán sentirse seguros con él, a causa de los nuevos ultrajes que continuamente reciben”. El espejismo social, que le devolvía al presidente la imagen de un acompañamiento casi religioso, se desvaneció rápidamente y hoy el oficialismo no tiene capacidad de respuesta. Paralelamente, los serios reveses legislativos en Discapacidad, Financiamiento Universitario, Emergencia Pediátrica y distribución de los ATN, demostraron que quien siembra vientos, cosecha tempestades. De nada valen hoy los intentos de denunciar supuestas maniobras destituyentes, especialmente cuando vienen de un gobierno que se llevó todo por delante. Si estos muchachos jugaran al fútbol, te irían con los tapones al muslo, pero cuando los arrimás con el hombro se pondrían a llorar.

La Cadena Nacional del lunes fue un verdadero paso de comedia. Cifras absurdas, proyecciones surrealistas y dos blísters de clonazepam. Los asesores de campaña lo están llevando a la derrota segura, apostando a que el poder de la benzodiazepina transforme al despeinado en un candidato moderado, que es lo que van a buscar los electores en 2027 (recuerden esto). Pero lo cierto es que hoy no le creen los votantes comunes, y los agentes económicos y financieros de las grandes ligas ya le soltaron la mano hace tiempo. Sólo un par de pseudo-periodistas le sostienen la mano por una sola razón: temen que la colisión libertaria abra las puertas para que vuelvan lo que no iban a volver más.

Como si esto fuera poco, las estimaciones de todos los analistas dicen que no hay modo de que en 2026 el gobierno surfee exitosamente los vencimientos de deuda que tiene por delante. Incluso las proyecciones de la evolución de la balanza comercial que aparece en el proyecto de Presupuesto, muestran un déficit de Cuenta Corriente de U$S2.447 de dólares para este año, y uno de más del doble (U$S5.751) para el año que viene. La huida de los activos argentinos y la disparada del Riesgo País no son más que la expresión fenoménica de una realidad: los agentes financieros globales temen que la Argentina no pueda hacer frente a sus compromisos de pago. En síntesis, si el comercio internacional no provee los dólares para cerras las cuentas hay sólo dos salidas, más deuda o un nuevo default. En ese sentido, cobra sentido la oferta del secretario del Tesoro de los EEUU, Scott Bessent de facilitar el Fondo de Estabilización Cambiaria del Tesoro, hecha a fines de abril de este año. Para seguir con atención: el dólar ya atravesó el techo de la banda establecida por el equipo económico. El miércoles el BCRA sacrificó U$S53 millones, luego fueron U$S379, y el viernes U$S 678, más de U$S1.100 millones en tres días. El gobierno dice que tiene U$S22.000 millones para dar la pelea, los analistas más optimistas dicen que son U$S17.000. En todo caso no son infinitas. Se verá.

Mientras una parte importante del gobierno y sus aliados fantasean con un giro hacia la moderación, el presidente no da señales de aflojar un tranco de pollo. Como en aquella anécdota del Bambino Veira, Milei no se muestra asustado por lo que viene. Cuenta el futbolista que un día Ringo Bonavena le dice que alquiló una avioneta, y que se van para Mar del Plata. Veira le dice: “Estás loco, no ves la tormenta que hay?”, pero nada amedrentó al boxeador. El viaje fue una pesadilla desde el primer momento. El aparato se movía para todos lados, y las turbulencias eran insoportables. Ringo, sentado en su butaca, fumaba tranquilamente un habano. Acercándose al destino, el piloto le advierte que se acercaba un frente tormentoso aún más importante. A lo que el boxeador responde: “Metete en el medio”. Afortunadamente llegaron a destino. Hoy Milei, como aquel Ringo, se zambulle de cabeza, atropellando, en el medio del vendaval. Sólo el tiempo dirá si fue la mejor decisión para sus propias aspiraciones. Los que seguro estamos jodidos somos los pasajeros que venimos atrás.