Análisis
Opinión

Opinión: «Dura semana en el Congreso para el oficialismo»


Por Diego Añaños – CLG

En el fútbol suele ser una mala costumbre gastar al rival. Burlarse de los errores ajenos, buscar poner nervioso a los adversarios hablando de más o tirar un caño cuando vas ganando 3 a 0, son actitudes que, tarde o temprano, tienen vuelto. Si bien en la política los enojos suelen ser pasajeros, y las cuestiones se resuelven de a una, sin emotivizar, también hay límites. Este gobierno es un gobierno de cancheros, de pistolas, de bananas. Incluso desde antes de asumir, cultiva un estilo burlón y sobrador. Es justo decir que no les ha ido mal, al menos hasta ahora, pero claro, cuando te fuiste de boca, hay que bancarla después. Las permanentes alusiones a los periodistas ensobrados, los legisladores ratas, los economistas mandriles o los empresaurios corruptos, no han hecho más que poner a la venta los números para la cola de los que van a querer pegar un coscorrón el día que Javier Milei y su troupe, comiencen a declinar. Ni hablar de la fila que espera a Adorni, porque llega hasta Alaska y pega la vuelta. Eso sí, cuando las cosas no salen hay que estar preparados, porque se da vuelta la taba. Si no, pregúntenle Cavani. Un tipo que hizo 405 goles en 756 partidos a nivel clubes, lo que da un promedio bestial de más de un gol cada dos partidos, una verdadera animalada, y que hoy es el blanco de la befa pública (y ojo que Cavani siempre fue un tipo muy respetuoso).

Javier Milei, en base a un estilo guarango y pedante, se va llevando todo puesto, hasta que alguno le pone los puntos. Parecía que le había tomado la mano al funcionamiento del ecosistema político argentino en base a una perversa combinación de decretos y vetos. Había descubierto la fórmula perfecta para poder gobernar con sólo un tercio del Congreso, gracias a que un grupo de “héroes” lo acompañaba (algunos que votaban convencidos y otros con contratos de locación de servicios). Pero el hombre y sus adláteres se cebaron. La cuestión es que el programa económico ya había tocado los límites de lo posible y el mundo financiero comenzó a cerrarle las puertas. Primero negando un upgrade en la calificación crediticia, luego advirtiendo sobre el atraso cambiario, para luego sugerir un desarme de posiciones de carry trade. Evidentemente el equipo libertario no tomó nota de lo que estaba ocurriendo, y el ministro Caputo, apelando al estilo compadrón le espetó a los mercados: “Te parece que el dólar está barato, comprá campeón”. Y los campeones compraron. De ahí en adelante es toda historia conocida. La entrega de la gestión de la economía al FMI no fue más que el prólogo de la decadencia mileísta.

El miércoles, en las afueras del Congreso, se respiraba un aire particular. Desde media mañana, la manifestación en los alrededores, le metía presión a los diputados. Desde los canales de los medios masivos como TN o La Nación+, entrevistaban a los convocados y los testimonios de votantes de Milei reclamando rechazar el veto se multiplicaban, algo que marca una novedad en el escenario político. La oposición, inteligentemente, ya había primereado. Estableció un orden del día en el que se comenzaría votando el rechazo al veto de la Ley de Discapacidad y luego el aumento a jubilados y la prórroga de la previsional. La idea era votar los proyectos de los gobernadores más tarde, para evitar que los jefes provinciales vaciaran el recinto luego de resueltos sus propios asuntos. Como era previsible, el rechazo al veto presidencial a la Emergencia en Discapacidad se resolvió relativamente rápido y ahora es el turno de los Senadores. Inmediatamente el gobierno dejó correr la versión de que intentará frenar la iniciativa por la vía judicial.

Los jubilados no tuvieron la misma suerte. El gobierno logró reunir los votos suficientes para sostener el veto presidencial, y ni los aumentos ni la prórroga de la moratoria serán una realidad. Es un tema especialmente sensible para la gestión libertaria, no tanto por una cuestión ideológica, como por cuestiones presupuestarias. La partida previsional es la más pesada dentro del presupuesto nacional y una modificación en los ingresos obligaría al gobierno a modificar su programa: o bien reasignando partidas o bien aumentando el gasto. Es cierto que también podría decidir terminar con la fiesta financiera que paga tasas obscenas para prevenir una corrida cambiaria antes de las elecciones, pero el equipo económico no está dispuesto a torcer el rumbo timbero que lo define desde siempre.

Los gobernadores, por su parte, consiguieron lo suyo. La Cámara de Diputados convirtió en ley el proyecto que obliga al gobierno a repartir de manera diaria y automática el fondo de Aportes de Tesoro Nacional. Se trata de una caja millonaria, que el ejecutivo viene manejando de manera absolutamente discrecional. Sin embargo el caudal de votos reunidos, si bien importante, no alcanzaría para rechazar un veto presidencial a la ley, dado que no se reunieron los dos tercios que eventualmente se necesitarían para sostenerla.

Para ir cerrando. El gobierno se llevó una victoria importante con la confirmación del veto presidencial a los aumentos para los jubilados. Pero paralelamente, sufrió en Diputados las derrotas en las votaciones sobre Discapacidad, reparto de los ATN y la comisión investigadora del caso Libra. Además, el bloque oficialista se partió, ya que cuatro legisladores decidieron formar el suyo propio, en un claro desafío a la autoridad de Martín Menem. En el Senado las cosas no anduvieron mejor. Como tituló Página 12, el 7 a 0 fue contundente: se aprobó la Ley de Financiamiento Universitario, la Emergencia Pediátrica (Garraham), a la vez que se rechazaron los decretos contra el INTA, INTI, Vialidad, Banco de Datos Genéticos e institutos culturales. En resumen, la que pasó fue una semana difícil para ser libertario. Se salvaron las papas, pero la tendencia muestra claramente que el panorama se complica en el Congreso. Sólo una performance arrasadora en octubre podría modificar radicalmente un escenario político que se torna cada vez más hostil para Javier Milei y sus compadreadas.