Por Enrique Genovar - CLG
Por Enrique Genovar – CLG
La gloria alcanzada en diciembre llenó de ilusiones a los hinchas para el primer semestre del año. Sin embargo, el equipo estuvo lejos del que salió campeón y salvo un par de alegrías el resto fue decepción.
No hay dudas de que estos primeros 6 meses de 2024 no fueron buenos, pero las expectativas se han renovado rápidamente y los simpatizantes auriazules ya están pensando en lo que va a venir.
Volver a jugar la Libertadores generó mucha ilusión. Y más hacerlo como campeón del fútbol argentino. Llegar a octavos fue el principal objetivo para esta primera parte del año. Cuando se sorteó el grupo se supo que la discusión iba a estar entre tres de los cuatro equipos. Ganar los partidos de local y vencer de visitante a Caracas era la receta para la clasificación. Sin embargo el equipo no estuvo a la altura y si bien estuvo con chances hasta minutos antes del final del partido en Montevideo quedó a 5 puntos del segundo.
El torneo local, como ocurre casi siempre, sin quererlo pasó a un segundo plano. La Copa de la Liga fue muy mala y si bien tuvo una de las pocas alegrías del año (la de ganarle a Newell`s) todo fue desilusión y mucho tiempo antes del final se alejó de la posibilidad de terminar entre los primeros cuatro.
El inicio de la Liga coincidió con la llegada de Enzo Copetti y luego con el regreso de Marco Ruben. La vuelta del histórico goleador maquilló la caída ante Peñarol y como arte de magia llenó de ilusiones a un pueblo que las había perdido.
Las expectativas para lo que viene se renovaron. Los hinchas miran el futuro con una mueca de sonrisa en la cara. El arranque será duro, pero su resultado marcará mucho lo que queda del año. Claro que para meterse en los octavos de la Sudamericana, hacer un buen torneo local y seguir hasta instancias finales de la Copa Argentina el equipo tendrá que mejorar y mucho. La mano del eterno Miguel Ángel Russo tendrá que aparecer nuevamente para darle cimiento a la ilusión y que la misma pueda transformarse en realidad y no quedar como algo efímero.