Por Enrique Genovar - CLG
Por Enrique Genovar
El golazo de Malcorra y la gloria otra vez ante su clásico rival. Central volvió a ganarle a Newell´s y extendió su paternidad. Lo hizo porque tuvo a Miguel Ángel Russo sentado en el banco de suplentes, lo logró porque el partido se jugó en el Gigante de Arroyito y lo consiguió porque esta camiseta tiene mística y más cuando enfrente está la Lepra.
Central se quedó con una nueva edición del partido más importante de todos. Y los motivos de tan tamaña alegría no hay que buscarlo por lo que hizo dentro del campo de juego. Ya que no es la primera vez que no jugando bien lo consigue. Hay cuestiones que pesaron mucho más que la estrategia o la táctica y que otra vez se hicieron presente justo en el partido más trascendental de todos.
Russo dirigió su undécimo partido y salió victorioso nuevamente. El entrenador no sabe de caídas ante Newell´s, con el buzo de entrenador canalla. El técnico auriazul tiene un aura especial para esta clase de compromisos. Parece no alterarse por lo importante de la empresa. Muestra tranquilidad y la mayoría de las decisiones que toma el resultado final le da la razón. Haberlo mandado a la cancha a Facundo Mallo desde el arranque y luego darle semáforo verde para que ingrese Ignacio Malcorra son claras muestra de sus aciertos cuando de jugar clásicos se trata.
Además del DT, el Gigante fue otra vez invulnerable. La imbatibilidad de más de un año (24 partidos) no se alteró. El gran marco convirtió al rival en una mínima expresión. Y otra vez, por más que no jueguen, los hinchas fueron fundamentales para motivar a un equipo que a pesar de que no jugó bien logró quedarse con todo lo que había en juego.
En los clásicos hay siempre algo más y esto se volvió a notar. El gol de Malcorra, desgarrado y todo, es parte de la mística que tiene Central cuando se mide con Newell´s. La diferencia a favor en el historial se nota y le genera cuestiones psicológicas a favor y al rival todo lo contrario.
Russo, el Gigante y la mística lo hicieron de nuevo. Central se adueñó una vez más del partido más importante de todos. Y si bien pronto volverá a jugar, el festejo por lo logrado el sábado seguirá y el tiro libre de su número 10 ya es parte de la historia grande de los enfrentamientos entre canallas y leprosos.