Por Enrique Genovar - CLG
Por Enrique Genovar
La dirigencia de Rosario Central, a siete meses, de asumir se hizo de un montón de dinero. Nadie, ni el más optimista podría haber imaginado que tan sólo un semestre después de imponerse en las urnas, iba a vender dos jugadores por 20 millones de dólares. Si bien hacerse de esa cifra en el Canalla no es habitual no hace mucho pasó algo similar. Recordar lo que sucedió esa vez es obligación de la actual comisión directiva para no hacer lo mismo.
“Reforzar el equipo es divertido, pagar deudas no”, palabras más palabras menos dijo el influencer Santi Maratea hace algunas semanas. Y si bien tiene razón, al no ser dirigente de ningún club, el internauta no tuvo en cuenta que las deudas se honran. Central no solamente debe reforzarse, sino que también debe achicar deudas y además pensar en obras, que al fin y al cabo eso es lo que queda cuando se termina una gestión.
La actual dirigencia aún no comunicó cuál es la intención que tienen con respecto al dinero que ingresará a las arcas del club en el corto plazo. Pero recordar lo que sucedió entre 2015 y 2016 es obligación para no cometer el mismo error de destinar todo a una misma misión.
Hace años la dirigencia de por aquel entonces se encontró con casi 27 millones de dólares. Claro que a diferencia de esta no lo recibió todo junto. Pero la millonaria suma estuvo. La decisión tomada esa vez fue la de invertir ese monto casi en su totalidad en refuerzos y nada para las otras áreas. Casi no se achicó deuda y no hubo reformas estructurales más allá de los siempre bien recibidos “lavados de cara”. De ese número poco frecuente para el club no quedó nada o mejor dicho lo único que quedó fueron un par de buenas campañas tanto en el torneo local como en la Copa Argentina.
Gonzalo Belloso y compañía tienen una oportunidad histórica de destinar lo que ingresará por Alejo Veliz y Gino Infantino a hacer algo más que reforzar el plantel, ahora o en el próximo receso. El club debe mucho y necesita obras tanto en Ciudad Deportiva como en el predio de Arroyo Seco. Pensar con cautela, sabiduría y atendiendo las necesidades que tiene la institución es obligación de la dirigencia, sin dejar de recordar lo que sucedió hace algunos años.