Por Enrique Genovar
Por Enrique Genovar
Rosario Central salió campeón y lo tiene merecido. De la mano de Miguel Ángel Russo, quien con este título se subió a un lugar privilegiado dentro de la historia del club. Fue en Santiago del Estero, lejos de casa y con un clima agobiante. El esfuerzo de sus hinchas tuvo recompensa y la misma fue nada más y nada menos que una estrella.
Central comenzó el semestre con dudas. Pero hubo un momento cumbre que fue la victoria en el Clásico. Y tras ese gol de Ignacio Malcorra no perdió más. Y si bien se clasificó cuarto en su zona para ir a los playoffs, fue el mejor de la Copa de la Liga. Lo fue porque consiguió sumar como ninguno luego de la fecha de clásicos y en el camino para llegar a su séptima estrella en la era profesional y al título 12 sumando los de la era amateur tuvo en el camino a dos equipos muy poderosos.
Fue el campeón quien en momentos decisivos tuvo la gran aparición de sus hombres de más experiencia. Porque nadie puede negar que durante la fase regular de la Copa fue Jaminton Campaz el mejor jugador de todos. Pero a la hora de los “mata a mata” surgieron Jorge Broun, Facundo Mallo y Carlos Quintana para bancar la parada. El arquero fue decisivo en las definiciones de penales ante River y Racing; y luego ratificó su gran presente en la final frente a Platense. Los centrales fueron infranqueables ante jugadores rivales de mucha jerarquía como con Juanfer Quintero, Salomón Rondón y compañía.
Russo convenció a todos que la gloria podía darse, la dirigencia acompañó a la perfección dándole comodidad a los jugadores, estos últimos pusieron todo lo que estaba a su alcance para lograr el sueño. Central salió campeón y lo tiene merecido porque fue el mejor de los playoffs.