Por Enrique Genovar - CLG
Por Enrique Genovar
La durísima caída ante Barracas no hizo más que profundizar la crisis futbolística. Rosario Central transita un año malo, uno que aún no terminó y por este motivo la situación puede aún ser peor. Lejos de hacer futurología hoy la pregunta que surge es si Matías Lequi tiene algo más para hacer o si su ciclo ya está terminado.
Al entrenador se le exigió semanas atrás de que utilizara otras formas a las de Miguel Ángel Russo. Ese pedido no fue caprichoso, simplemente se fundamentó en lo que hacía el hoy entrenador de San Lorenzo y no le daba resultado. Lequi se tomó su tiempo para cambiar y luego de darse cuenta que no le quedaba otra metió mano.
Central pasó a jugar con dos delanteros y los resultados son los mismos. En el juego pasado el entrenador rearmó el doble cinco y no funcionó. Modificó el esquema y no dio rédito. Le devolvió titularidad a algunos jugadores que la habían perdido y no pasó nada importante. Jugó con futbolistas de experiencia y la cosa no varió. Puso algunos juveniles y nada cambió.
¿Le queda algo más por hacer al técnico? La primera respuesta, sin ir a especulaciones que podían derivar en formaciones rebuscadas y en nombres que por algo no han jugado hasta aquí, es no. Y ¿entonces? Depende del cuerpo técnico y de los jugadores. Y si no hay respuesta inmediata habrá que ir a buscar a otro entrenador. Se lee cruel, pero es así.
El juego en Mendoza asoma como una final para muchos, especialmente para Lequi y sus colaboradores. Un resultado negativo podría marcar el final, uno positivo le daría aire. ¿Y si ante los mendocinos es el punto de quiebre hacia la levantada? Puede ser, ¿por qué no?.