Por Enrique Genovar - CLG
Por Enrique Genovar – CLG
La diferencia del Central que juega de local al que lo hace de visitante se volvió a ver. Claro que esta vez al haber sido el juego en el Gigante todo terminó con alegría. El Canalla recuperó la memoria y se pareció mucho más al del año pasado que al que dejó dudas en fechas pasadas. Más allá de la notoria diferencia dependiendo en qué condición juegue es un solo Central. Más allá de esas dos caras de una misma moneda lo conseguido ante Instituto fue mucho más que tres puntos.
Los malos resultados en fila obligaban al Canalla a volver a la victoria. Y Central estuvo a la altura de esa exigencia y ganó el partido. Y ese triunfo le permite seguir con chances de clasificar entre los primeros cuatro y seguir afianzando la localía para lo que va a venir que es la Copa Libertadores.
Volver a las bases fue lo que hizo Miguel Ángel Russo ante La Gloria. Es que el entrenador utilizó un equipo que tuvo una sola variante con respecto al once que inició el partido con Platense que le dio la Copa pasada; además se inclinó nuevamente por el sistema que tanto resultado le dio, el 4-2-3-1.
No hay dudas que lo mejor que tiene a mano el entrenador es hacer que el trio compuesto por Lovera, Malcorra y Campaz recuperen la memoria. Y en la noche del sábad, especialmente en el segundo tiempo se pudieron asociar y a partir de ahí llegó lo mejor del equipo. Por supuesto que para que se llegue a esto fue muy importante la decisión del entrenador de ubicar al 10 en el lugar que más rinde, que es de enganche.
A Central le falta para volver a ser el que fue. Pero el hecho de que ante Instituto se haya visto una versión diferente a la que venía mostrando ilusiona. Tal vez se le haga muy cuesta arriba clasificar a los playoff, pero la ilusión hoy pasa porque al inicio de la Libertadores llegue un equipo cuyo funcionamiento sea el esperado.