Por Enrique Genovar – CLG
Rosario Central escribió un nuevo capítulo en el libro grande del fútbol de la ciudad. Es que otra vez se quedó con el partido más importante de todos, el Clásico. Esta vez, como sucedió en el primer semestre, con Ariel Holan sentado en el banco de suplentes. Claro que tuvo un plus y fue la presencia del campeón del mundo Ángel Di María que con su jerarquía a flor de piel fue el gran héroe de la jornada.
La victoria, justa, fue un premio hacia el equipo que quiso ganar el partido y esto no es nuevo. Es que desde hace ya un tiempo largo a esta parte el Canalla es siempre el que quiere ganar y lo hizo.
Con armas nobles, con mucha categoría en varios de sus hombres Central fue un claro vencedor del juego. Le ganó a un rival que salió al campo de juego con solamente un plan, el de defenderse.
Lo busco desde el inicio, no jugó la primera parte; pero en el complemento hizo todo para ganarlo y lo logró. El tiro libre de Fideo quedará en el recuerdo por siempre, el festejo del final lógicamente también.
La nueva victoria, la racha que hay se muestra como indescontable debe ser un mojón para lo que resta del año. Holan deberá encontrarle la vuelta al funcionamiento que él pretende y que el equipo, por las armas que posee, puede tener. Y ese mejoramiento, constante que busca el técnico, ahora lo perseguirá con el Clásico en su haber. Central ganó el partido de la ciudad y ahora irá por más, porque si bien ya van seis fechas este equipo todavía tiene mucho para recorrer para alcanzar su techo.