Por Enrique Genovar
Le gana de cualquier forma. Jugando bien o mal. Con Russo en el banco o con un interinato como el que está llevando a Matías Lequi. Con jugadores surgidos en inferiores o con otros que llegan de afuera. Lo tiene dominado psicológicamente a Newell’s y cada clásico que tiene sabe de antemano, como mínimo que no pierde.
Esta vez lo ganó en un partido chato. Un encuentro que hasta el gol no había pasado nada. Que ninguno de los dos había hecho nada como para quedarse con el juego más importante de todos. Esta vez el resultado a favor se fue gestando a través de señales, las mismas comenzaron a gestarse desde el banco de suplentes…
Lequi leyó bien cómo se estaba dando el partido y metió cambios certeros, correctos en cuanto a nombres y momentos en los cuales los hizo. La entrada de Ignacio Malcorra fue fundamental.
El “10” está hecho para esta clase de partidos, su historial así lo dice. Fue el héroe en los dos anteriores y en este su aporte fue trascendental. Porque apenas entró hizo lo que ninguno estaba haciendo y con un par de intervenciones preocupó como nadie a los defensores rivales.
Llegó la infracción, la fabricó él. Mallo aportó en ponerlo aún más nervioso al arquero Macagno. Nacho pateó y su pelota tuvo como principal mérito que fue al arco, el 1 de la Lepra dio un mal rebote y el zaguero canalla la mandó a la red.
Pasó otro clásico. Otra alegría del Canalla. Un triunfo que servirá ahora para lo duro que será la serie ante Fortaleza. Una victoria que no hace más que acrecentar aún más el historial favorable ante su rival de toda la vida. Un partido más que sigue demostrando que lo tiene dominado psicológicamente a Newell’s.