Por Enrique Genovar - CLG
Por Enrique Genovar
Pasó una nueva asamblea y muchos no se dieron ni cuenta. Es que no hay dudas que lo más importante para todos los hinchas es que el equipo gane el domingo, eso sumado a que faltan dos años para las elecciones hizo que el acto democrático pasara desapercibido. Pero más allá del poco interés que generó en los canallas hubo algo que no hay que dejar de pasar por alto y fueron las formas bajo las cuales se desarrolló.
No más de 200 socios fueron a la asamblea pasada donde la comisión directiva puso a consideración de los asambleístas la memoria y balance del último ejercicio. La historia terminó con la aprobación del orden del día, por una unanimidad, por parte de los representantes de los socios.
Lo más destacable de la jornada fueron las formas que tuvo la asamblea. Todo se desarrolló en un clima de respeto, con mucho orden, con directivos y asambleístas a metros de distancia, sin vallas, sin mucha policía y, más allá de alguna u otra cara, sin insultos. Estas características que tuvo la asamblea son bienvenidas.
Si bien está claro que tras la última reforma del estatuto todos los balances, salvo extraordinarias excepciones, fueron y serán aprobados; Central ha vivido muchas asambleas con formas detestables. Por este motivo, la manera en la cual se dio la última se tiene que destacar.
Más allá de la irregularidad futbolística que hoy tiene el club, es cierto que el hecho de haber salido campeón hace menos de un año y lo que falta para las próximas elecciones colaboraron para que la asamblea se haya realizado de manera muy tranquila. Pero independientemente del factor tiempo, las formas que tuvo la convivencia en un mismo recinto de oficialismo y oposición le hicieron muy bien a Central.