La organización barrial que trabaja en la zona de Ovidio Lagos al 7500 relató a CLG las vicisitudes que tuvieron que atravesar durante los primeros meses de pandemia y cuáles son los proyectos para este año, donde continúan los cuidados por el virus
Por Diego Carballido
La organización “Construyamos Puentes” surgió de la iniciativa de un grupo de vecinos del barrio Puente Gallego, para dar respuesta desde la solidaridad a las problemáticas que presenta este barrio ubicado en el sur de la ciudad.
«Me siento orgullosa de ser rosarina, porque es una ciudad muy solidaria”, aseguró Teresa Ferreyra, una de las responsables de Puentes, en diálogo con CLG. “Todo lo que pudimos sostener a lo largo de este tiempo, lo hicimos gracias a la solidaridad de la gente», agregó.
«Siempre que pedimos algo, sobre todo en el último tiempo, tuvimos el respaldo de la gente. Nosotros, como dice nuestro nombre, somos un puente, y siempre pudimos conseguir lo que las familias del barrio necesitaban», relató Ferreyra respecto a la experiencia que les tocó atravesar como organización, principalmente en lo que fueron los primeros meses de la pandemia de coronavirus, momento que describió como “caótico”.
«La pandemia modificó todas nuestras actividades y nos abocamos a la entrega de alimentos. Se interrumpieron los talleres e inclusive la actividad del roperito solidario, por sugerencia de la asistente social, la realizamos solo en casos puntuales y urgentes, para evitar la acumulación de gente», detalló Ferreyra y aseguró: «Fue en cierto punto caótico. Fuimos atravesando diferentes etapas, al comienzo teníamos mucha incertidumbre ya que pasamos de asistir a unas cien familias a tener casi el doble y, por momentos, algunas más. Con lo cual, tuvimos que maximizar los recursos hasta el punto en donde no pudimos asistir a todos por la gran cantidad de gente que venía a pedir ayuda».
Ferreyra relató que fueron los meses en que surgieron numerosas ollas populares en el barrio para cubrir la demanda de comida y desde Puentes comenzaron a entregar elementos de limpieza e higiene, junto con la entrega semanal de alimentos, para colaborar con las medidas sanitarias impuestas por la pandemia. «Así fuimos ayudando a las familias, hasta tener nuevamente, en estos momentos, el número de familias que teníamos antes, de manera que se fue tranquilizando la situación», aseguró la referente de la ONG de Puente Gallego.
Además de la demanda de comida, Puentes realizaba una serie de talleres, junto con los festejos por el día del niño y para las fiestas de fin de año, todas actividades que tuvieron que suspenderse o adaptarse a las condiciones de esta nueva normalidad. «Por suerte, sobre final del año pasado, logramos hacer una campaña de donación de sangre. Algo que fue importante para la organización, ya que estábamos acostumbrados a realizar dos campañas por año y por la pandemia pensamos que no íbamos a poder hacer ninguna, pero finalmente pudimos realizarla en diciembre», contó Ferreyra.
«Para este año nos estamos reestructurando para ver cómo generar ingresos y evaluando si vamos a poder realizar algunos de nuestros talleres», adelanto Ferreyra y aseguró que el mayor anhelo de Puentes es “acceder a un espacio propio y más amplio” donde puedan ampliar las actividades que venían realizando habitualmente. «Poder abarcar a la población adolescente y a los jóvenes, que hoy por nuestra capacidad y espacio no podemos contenerlos, para poder brindarles capacitaciones que le sean útiles en su vida cotidiana”, explicó Ferreyra y continuó: “Porque muchas se habla de la importancia de la escuela, y es sin duda un pilar fundamental, pero en nuestro barrio muchos chicos terminan trabajando en los hornos de ladrillos, que no es un trabajo indigno, pero con otras herramientas ellos podrían ver que hay otras posibilidades, como por ejemplo entrar a trabajar en alguna fábrica».
Sobre el final, la referente de Puentes se refirió a la importancia de escuchar a quienes trabajan a diario en las distintas organizaciones barriales. «Es importante que nos escuchen a la gente que trabajamos en el territorio. Por ejemplo, nosotros tenemos todos los permisos legales necesarios y, a pesar de eso, nos cuesta acceder a algunas ayudas. Muchas veces se emprenden obras o acciones y no se toman el tiempo de preguntarle a la gente que está trabajando y vive en el barrio», reclamó Ferreyra y aseguró: «Nosotros vivimos acá y conocemos bien nuestra realidad».