La exposición a frecuencias más altas puede generar ciertas consecuencias en el organismo, ¿cuáles son y cómo prevenirlas?
En el último tiempo se han hecho varios anuncios sobre la mayor potencia que ofrecerá la telefonía móvil, sin embargo poco se ha dicho sobre el impacto que esto puede tener en la salud. Expertos en la materia alertan sobre las consecuencias de esta nueva conectividad.
Las altas frecuencias del 5G (53-78 Ghz) tienen mayor capacidad para penetrar el organismo. Por ese, se espera que con la puesta en marcha de la misma este año, las personas sensibles a los campos electromagnéticos (CEM) se vuelvan más vulnerables.
«Los gobiernos no están controlando lo que pasa y los científicos estamos muy preocupados», dijo Ceferino Maestu, director del laboratorio de bioelectromagnetismo del Centro de Tecnología Biomédica dependiente de la Universidad Politécnica de Madrid.
«Ya es imposible decir que las radiofrecuencias no producen cáncer», afirmó David Carpenter, coautor del informe internacional «Bioinitiative» y director del Instituto de Salud y Medio Ambiente (Nueva York), centro colaborador de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este especialista considera que con el correr del tiempo, cada vez habrá más personas electrohipersensibles. En ese grupo se incluirán también los niños y esto puede derivar en mayor cantidad de casos de leucemia infantil. Entre los efectos que prevén los especialistas están también el aumento de casos de infertilidad, cardiopatías, enfermedades autoinmunes, psiquiátricas, neurológicas y cognitivas, y de tumores cerebrales, entre otros.
También se baraja la aparición de un tercer tipo de diabetes. «Al exponernos a esta radiación, se altera el funcionamiento de las células», remarcó Magda Havas, profesora de ciencias ambientales de las universidades canadienses de Toronto y de Trent.
La profesora aseguró que estas ondas pueden generar una catástrofe sanitaria ya que las personas con hipersensiblidad electromagnética podrían sufrir ictus o infartos por coagulación de la sangre, ya que en ellos «los glóbulos sanguíneos se aglutinan, no fluyen libremente» cuando están expuestos.
La exposición a la radiación genera síntomas comprobables: fatiga, alteración del sueño, concentración, pérdida de memoria a corto plazo, confusión, cataratas, depresión y ansiedad, acúfenos, problemas de piel y endocrinos, y especialmente del sistema nervioso central.
En el 2019 se realizaron las Jornadas Científicas Stop 5G en Segovia de las que participaron los especialistas previamente nombrados. Este encuentro buscó abrir un debate social que desde su consideración ya deberían haberse producido.
Maestu considera que el despliegue masivo de pequeñas antenas que se dará con el 5G y que estarán por todas partes, activas todo el tiempo, «será posible sólo sometiéndonos a una nube de radiación creciente». Es que, las antenas no estarán únicamente en las alturas, también estarán ubicadas a nivel del piso, más cerca de la calle para asegurar la interconexión de millones de dispositivos.
Teniendo en cuenta estos argumentos, hay ciertas medidas que cada persona puede tomar para disminuir la exposición a las radiaciones:
- Baja la radiación que te rodea: combina el cable y la fibra óptica en dispositivos fijos, como la impresora, con la tecnología inalámbrica para el móvil.
- Ten los dispositivos activos sólo cuando los uses.
- Activa tus defensas, lo que empieza por fortalecer la microbiota, sobre todo en las personas con un sistema inmunitario debilitado y más propensas a la sensibilidad a la contaminación electromagnética (electrosensibilidad) y a otros contaminantes ambientales y químicos.
- Ceferino Maestu pide no superar la exposición segura mínima de los 0,1 microvatios cm² (la 5G va a rebasarla cada día), y crear una tasa dosimétrica personal para incluir en el historial médico del paciente que ayude a su diagnóstico.
Con información de CuerpoMente