El omega 3 de aceite de pescado tiene excelentes propiedades antiinflamatorias, antialérgicas y de protección cardíaca. Además, en tiempos de pandemia, favorece al sistema inmune
Por Romina Pereiro*
Sabemos que estamos atravesando una situación sanitaria muy difícil debido a la pandemia del coronavirus. En momentos de crisis como esta, resulta indispensable tener nuestro sistema inmune en óptimas condiciones. Desde la alimentación, podemos colaborar realizando una dieta lo más variada y equilibrada posible. En ese sentido, los ácidos grasos omega-3 de aceite de pescado (EPA y DHA) cumplen un rol fundamental en las funciones neurológicas e inmunológicas del organismo, así como en la atención de procesos inflamatorios, del corazón, colesterol y tensión arterial.
Como nuestro cuerpo no es capaz de producirlo por su cuenta, debe obtenerse por medio de la alimentación saludable o suplementos dietarios. El omega-3 tiene dos fuentes principales: alimentos de origen animal como el pescado (llamados EPA y DHA) y alimentos de origen vegetal como semillas de chía (llamados ALA). Si bien este último grupo (ALA) es popularmente reconocido como una fuente de omega-3, es importante destacar que la evidencia científica demuestra que su absorción en el cuerpo es mucho menor en comparación con el aceite de pescado (EPA y DHA).
Investigaciones como la realizada por la Sociedad Estadounidense de Nutrición ponen en evidencia que las variedades EPA y DHA (omega-3 de aceite de pescado) son las que logran mayores efectos positivos en nuestro organismo. El chía (ALA) y otras plantas terrestres de consumo común como el lino, las nueces y la soja ofrecen un tipo de omega-3 que no proporciona los mismos beneficios para la salud que se observan con los provenientes de aceite de pescado (EPA y DHA). Ambos son fuentes de omega-3, y de allí puede surgir la confusión, pero es sumamente importante tener en cuenta que el omega 3 de aceite de pescado (EPA y DHA) es el que aporta los mayores beneficios de este ácido graso tan completo.
El EPA de aceite de pescado suele estar en primera línea de la protección cardíaca y tiene excelentes propiedades antiinflamatorias y antialérgicas. Por otro lado, el DHA de aceite de pescado es más útil para el sistema nervioso, así como para el funcionamiento del cerebro y los ojos. Lo particular es que ambos funcionan mejor cuando trabajan juntos, motivo por el cual muchos complementos nutricionales los asocian para potenciar sus efectos positivos en el organismo.
Al consumir más EPA y DHA (omega-3 de aceite de pescado) de los alimentos o suplementos dietarios, se disminuyen las concentraciones de triglicéridos, uno de los factores de riesgo principales ante las enfermedades coronarias. La ingesta de estos ácidos grasos poliinsaturados también colabora en mantener un equilibrio beneficioso entre el colesterol LDL (colesterol “malo”) y el colesterol HDL (colesterol “bueno”), ayudando a disminuir el riesgo de sufrir problemas cerebro-cardiovasculares
Para esto, también es recomendable el consumo habitual de productos del mar, específicamente pescado. Sin embargo, la disponibilidad de este recurso es cada vez menor: los aceites marinos, ricos en ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA) son escasos y de mayor costo. A su vez, lamentablemente, los argentinos no tienen tan incorporado el hábito de consumir pescado regularmente en su alimentación diaria.
Una dieta rica en omega-3 también puede potenciarse con suplementos dietarios de venta libre como, por ejemplo, Regulip 1000. Es fundamental que el mismo sea a base de aceite de pescado (concentrado de aceite de salmón marino) para que contenga los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 EPA y DHA, los más importantes y efectivos para nuestra salud. De esta manera, colaboran con la nivelación del colesterol en sangre y ayuda a disminuir los triglicéridos, un tipo de calorías adicionales que el cuerpo retiene en forma de grasa, para lograr un balance entre el colesterol bueno y malo, protegiendo así el sistema cardiovascular.
Hoy más que nunca debemos tener un especial cuidado de la salud, reforzando nuestro sistema inmunológico y ayudándolo a mantenernos protegidos en todo momento. El omega-3 es una pieza indispensable en la alimentación saludable, porque nos otorga beneficios cardiovasculares que nos preparan para hacerle frente en mejores condiciones a las infecciones y virus como el COVID-19.
*Romina Pereiro
Licenciada en Nutrición
MN 7722