CLG dialogó con María Angélica Maccagno, coordinadora del comedor de Villa Gobernador Gálvez, quien brindó detalles de la gran campaña navideña para que más de 1.000 chicos puedan tener su regalo
Ya es una tradición la campaña solidaria de Navidad de cada año del comedor Ojitos Felices de Villa Gobernador Gálvez, que, además de la ayuda alimentaria de todos los días, busca entregarles juguetes y algo más al millar de niños y niñas que acuden a este lugar y a otras tres instituciones del barrio. Este año no sólo se repartieron juguetes a todos los niños, sino que también se les entregaron cajas navideñas a las familias de los chicos para que puedan tener una cena completa.
CLG pudo dialogar con María Angélica Maccagno, coordinadora de la institución del barrio La Tablita, quien brindó detalles de la iniciativa solidaria: «Como los otros años, juntamos los regalos, pero también le sumamos una nueva propuesta que, aparte de juntar los juguetes, fue la entrega de cajas navideñas para completar la cena navideña de las familias del barrio».
«La gente se fue anotando para dar un regalo, para una caja o para las dos cosas. Siempre bajo la misma premisa de que se les asigna un niño y les contamos cómo se llama y cuántos años tiene para que uno tenga la idea de qué comprarle. Lo mismo hacemos con las familias: les contamos cuántos integrantes tiene y cuántos menores para que cada uno pudiera armar la caja navideña en función de ello», detalló la mujer que desde hace años lleva adelante este concurrido comedor.
Además, contó que la campaña solidaria no sólo se destinó a los chicos que se acercan a Ojitos Felices, sino que también cobijan a otras tres instituciones de la zona: «Trabajamos en conjunto Ojitos Felices, Caritas Felices, Renovación Social y Pasaje 7, que es un barrio que no tiene comedor propio. Entre las cuatro instituciones agrupamos a entre 1.000 y 1.100 chicos».
«Cuando empezamos a juntar las cajas la idea era que sea para las familias de Ojitos Felices, pero como tuvimos una buena respuesta sumamos familias de los otros comedores. Siempre remarco que intentamos que lo que llega a la Copa de Leche vaya para los padres, para que sean ellos los que los repartan dentro de su familia», añadió.
Los frutos del apoyo escolar
La asistencia alimentaria no es la única meta de Ojitos Felices. Incluso, la propia María Angélica destaca cada vez que puede que lo más importante de su trabajo es la asistencia escolar, la cual en los últimos años dio emocionantes frutos: «El año pasado tuvimos la primera chica del barrio La Tablita que terminó la secundaria y entró a la universidad, Noelia Franco, pero al final se llevó una materia y no pudo entrar».
«Pero no sólo ella, sino que Silvia Franco, que es la presidenta de nuestra Asociación Civil, terminó el secundario y arranca Derecho en la UNR. Para mí eso es lo más importante de lo que hacemos, hasta incluso más que la comida: alguien que logra cruzar una barrera que a veces parece imposible de cruzar. Eso es mucho más inspirador para el resto que cuando les llenamos la panza», concluyó.