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«Nunca vi nada igual, era saña», dijo el jefe de seguridad de «Le Brique» sobre el ataque a Báez Sosa


En su testimonio sostuvo también que "uno con rodete", en referencia presuntamente a Matías Benicelli, "le pegó una patada en la cabeza" a Fernando "y ahí no se levantó nunca más"

El jefe de seguridad del boliche «Le Brique» aseguró este miércoles al declarar en el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa que los acusados actuaron con «saña» y que uno de ellos, que llevaba un rodete en el cabello, pateó «en la cabeza» a la víctima y «ahí no se levantó nunca más», pese a lo cual otros agresores «le siguieron pegando».

«Nunca vi nada igual, era saña», aseguró el jefe de seguridad del local bailable, Alejandro «Chiqui» Muñoz, con la voz entrecortada, ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores.

En su testimonio sostuvo también que «uno con rodete», en referencia presuntamente a Matías Benicelli, «le pegó una patada en la cabeza» a Fernando «y ahí no se levantó nunca más».

Además, el testigo dijo que cuando el joven estudiante de derecho quedó tirado en el suelo, «le siguieron pegando, se turnaban».

A su vez, señaló que, previamente, Máximo Thomsen, otro de los imputados, «se peleó con Fernando adentro» del local, y que al tratar de sujetar y expulsarlo del boliche, el rugbier hizo «tanta fuerza» que tuvo que pedir ayuda a un compañero del equipo de seguridad, pese a sus 2.03 metros de estatura y sus 150 kilogramos.

Luego contó que, una vez afuera, «ocho o nueve» agresores fueron hacia el lugar en el que se encontraba el estudiante de derecho, «todos corriendo», y que lo golpearon «a patadas».

Según precisó, cuando se retiraban del lugar del ataque, los imputados decían: «Vámonos que viene la policía».

Otro custodio del local, Maximiliano Ávila, aseguró que fue quien sacó a Fernando del boliche cerca de las 4.40 del 18 de enero.

Dijo que el joven golpeó en la panza a otro a quien él no pudo identificar, que cayó al suelo y lo arrastró al propio custodio en la caída.

«Cuando lo agarro a Fernando, me lo llevo y no cruzo palabras con él, y él me dijo ´salgo solo´, y que quería esperar a los amigos», relató.

El último empleado de la seguridad del boliche en declarar esta tarde fue Christian Gómez, quien sostuvo de manera remota que vio una pelea en la pista del local y observó a un compañero -presuntamente Ávila- que cayó al piso, mientras trataba de separar a quienes entendió luego que eran Máximo Thomsen y Báez Sosa.

Gómez contó que él tuvo que «reducir a quien es Matías Benicelli», quien estaba «agrediendo a todo aquel que estaba cerca» y que «él identificara como rival de otro grupo».

Y respecto del momento en que conducía a Benicelli hacia la puerta de «Le Brique» precisó: «Aparece una persona, me pone una mano en el hombro y me mira con una cara de enajenado, sacado, y me dice gritando ´a él no lo sacás´».

Según agregó, a partir de esa reacción, el de los custodios «Chiqui, también sale», pero que al tratar de retirarlo, el joven «traba el pie en el marco y entre dos compañeros no lo podían sacar hasta que lo logran vencer».