La reserva de animales rosarina Mundoaparte, que se encuentra en calle Sorrento 1595, está atravesando un complicado momento a causa de la situación económica del país. El único ingreso económico del predio ecológico es un pequeño subsidio, el cual tienen que usar para cubrir los gastos del cuidado de más de 50 animales. Por eso, Con la Gente dialogó con María Esther Linaro, la mujer que conduce hace 17 años el lugar.
«La cosa está muy difícil, yo empecé con esto en 2001 y he puesto todo: mi casa, mi jubilación y más. Lo único que tenemos es un subsidio de la Municipalidad que no llega a $20.000, es nuestro único ingreso» comienza relatando María Esther, mejor conocida como «Beba».
«Es imposible porque tenemos sereno, hay que pagar la luz, comprar carne, pollo, suplementos dietarios. Como si fuera poco, este año nos pagaron enero, febrero, marzo y abril recién en mayo, es decir, estuvimos cuatro meses sin nada» cuenta, angustiada.
Al explicar la actividad que realiza Mundoaparte y como se las arreglan para seguir subsistiendo, María Esther cuenta: «Nosotros abrimos al público sólo una vez al mes con una visita guiada para que la gente tome conciencia del daño gratuito que se le genera a la vida de otros seres. El día que hacemos la visita le pedimos colaboración a la gente, que nos apoya mucho. Hacemos artesanías con imágenes de los animales, también pequeñas plantas, cactus, pero sólo una vez al mes». Y agrega: «Si abriéramos todos los fines de semana esto sería otro cantar, pero yo no lo pienso hacer, porque estamos tratando de hacer un equilibrio entre lo que nunca se debió hacer que son los zoológicos tradicionales, y la libertad total que es imposible, porque, por ejemplo, tenemos aves sin alas que necesitan cuidados».
«La diferencia que tenemos con otros lugares de animales cautivos es que acá el animal se siente dueño del espacio en el que está. Nadie lo agrede, no hay chicos gritando, nadie se saca fotos con él, entonces el animal está convencido de que el lugar es de él» explica Beba, y agrega: «Forma parte del bienestar que uno le puede brindar al animal dentro del cautiverio».
«Hoy en día tenemos alrededor de 50 animales, hay aves de rapiña, hay dos pumas adultos de 17 años y dos cachorros. Los cachorros de puma requieren mucha atención, tienen que comer un mínimo de 3 o 4 veces por día, tienen que estar arropados, y la Subdirección de Fauna de la provincia no tiene la posibilidad de hacerlo porque tienen horarios de 6 horas al día, entonces ¿quién los atiende?» cuenta.
Por otra parte, otro de los problemas que tiene Mundoaparte es una situación jurídica: «Hemos tenido grandes diferencias con la Subdirección de Fauna, ellos nos consideran ilegales porque nuestro trabajo no entra en ninguno de sus rubros pero habilitan criaderos, zoológicos o muestrarios, es decir, no importa lo que pase con los animales». Y agrega: «Lo que necesitamos es una figura jurídica que nos de legalidad, porque nosotros sabemos que lo que hacemos es muy bueno, pero es muy feo que nos digan que es «ilegal'».
Además, explicó que en sus aperturas al público aceptan visitas escolares, pero con una condición especial: «Hemos editado una revista que es para los docentes, tiene guía de trabajo y cuentos reales de animales nuestros. Recibimos algunas visitas de colegios siempre y cuando el docente trabaje primero con estas guías, entonces los chicos vienen y ya saben quiénes son los animales, conocen las historias, incluso hay chicos que llegan y te preguntan dónde está un animal en particular; es un gran logro».
A pesar del complicado momento que atraviesa Mundoaparte, Beba se mostró con fuerzas para continuar con el arduo trabajo: «Yo tengo fe a pesar mío, siempre hay algo por lo que uno sigue aunque sea difícil. Nosotros nunca nos negamos a atender a un animal una vez que lo vemos, si está a nuestro alcance jamás nos negamos. Vivimos el hoy, como todos los argentinos en este momento, seguimos como se puede».